Carlos Sobera

El mal rato de Carlos Sobera en la primera vez junto a su mujer en televisión 

El presentador trató de superar frente a las cámaras su miedo a las turbulencias

Noelia Bertol

A lo largo de su trayectoria profesional Carlos Sobera se ha enfrentado a numerosos retos en televisión. Es uno de los presentadores más destacados y acumula un sinfín de proyectos en los que le hemos visto darlo todo. Parecía que no había nada que se le resistiera al vizcaíno… hasta que se ha tenido que enfrentar a su mayor miedo: las turbulencias.

Sobera ha sido protagonista este lunes, junto a Chelo García-Cortés y la Terremoto de Alcorcón, de Los miedos de…, el programa de Cuatro en el que los famosos plantan cara a sus fobias de la manera más radical: enfrentándose a situaciones con las que lo pasarán muy mal.

En el caso del presentador, las alturas no son de su agrado, pero menos aún lo son las turbulencias, algo con lo que lo pasa fatal. «Cada vez que me subo a un avión y hay turbulencias pienso que el avión se va a caer y yo con él«, expresaba este, a quien su mujer ha acompañado en esta aventura.


Patricia Santamarina no suele aparecer delante de las cámaras, pero en esta ocasión no lo ha dudado, pues se trataba de acompañar a su marido en una situación complicada para él. «No hay nadie como ella para calmarme y cuidarme cuando sufro estos ataques de pánico«, confesaba Sobera.

El mal rato de Carlos Sobera superando su mayor miedo

 

Para empezar, el presentador visitó e Parque Warner, donde le proponían subirse a una de las atracciones estrella: La venganza. Se trata de una atracción con una caída libre de 120 metros de altura, algo que no convenció a Carlos Sobera.

Este se negó a subirse a ella, por lo que terminó en la caída libre infantil. Eso sí, que fuera la versión para los más pequeños no significa que este no lo pasara mal. De hecho, vivió uno de los peores momentos de su vida. «¡Por Dios, bajad esto, que me estoy mareando!«, gritaba desde la atracción.

 

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Después le tocó acudir a un simulador de pilotaje, donde se adentró en una cabina igual que la de los aviones y vivió una experiencia de tubulencias que sintió como real. Carlos Sobera tampoco lo pasó muy bien en este paso. Sorprendentemente el más amable de los retos fue subirse a un ultraligero. Aunque al principio no parecía muy convencido, terminó aceptando y reconociendo que, tras la experiencia del simulador, ahora estaba más tranquilo.

¿Habrá superado Sobera su mayor fobia?