Imagen de un perro en casa

La ciencia descubre lo que esconde la mirada de un perro

Sus gestos facilitan la comunicación con los humanos

Ana Pérez

La mirada de un perro es lo más sincero que existe. Son capaces de utilizar sus expresiones para comunicarse con sus dueños.

El misterio de esos ojos para lograr lo que ellos quieren, como una golosina, han influido en su domesticación.

Estos animales tienen un gran vínculo con los humanos que queda evidente en la manera en que se miran. Un estudio demuestra que la mirada de los perros es diferente a la de otros mamíferos domesticados.


¿Sabías que mirar fijamente a tu perro hace que ambos os sintáis mejor?

Parece ser que los vínculos biológicos entre ambas especies quedan reforzados debido a un circuito neuronal impulsado por la oxitocina: es muy parecido a lo que sucede entre padres e hijos gracias al contacto visual. Y es que la hormona se encarga, entre otras cosas, de estrechar los vínculos sociales entre miembros de la misma especies.

Los ojos de un perro: muestra de cariño

La investigación llevada a cabo por Anne Burrows de la Universidad de Pittsburgh (EE.UU), se centra en la anatomía de los pequeños músculos de los ojos de la mascota. Estos están dominados por fibras de miosina de contracción rápida, lo cual significa que se pueden formar expresiones faciales muy rápido pero sin mantenerlas mucho tiempo.

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«Tener fibras musculares más rápidas contribuye a la capacidad del perro para comunicarse eficazmente con las personas», afirma Burrows.

Además, «A lo largo del proceso de domesticación, los humanos pueden haber criado perros de forma selectiva basándose en las expresiones faciales que eran similares a las suyas», explica la responsable del estudio.

De esta manera, los músculos de los perros podrían haber evolucionado para ser más rápidos para beneficiarse de una buena comunicación entre animal y persona.

Afirman que es necesario seguir comparando los tipos de fibras de miosina entre los animales, sobre todo entre el perro y el lobo, pues sus diferencias en la musculatura facial desempeñaron un papel importante a la hora de domesticar al primero.

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