La bella y realista carta de un profesor a los padres de sus alumnos

Sitúa el hogar cómo el verdadero centro de la educación

Ana Más

El profesor y escritor Jaime Buhigas Tallón escribía recientemente una carta en el periódico El Mundo, dedicada a los padres, en la que incide en la importancia de saber que son ellos los que educan en casa. El escritor comienza poniendo la responsabilidad de la educación en los padres, «Queridos padres, disculpad la franqueza: la educación de vuestros hijos depende sobre todo de vosotros, y no del colegio».

Buhigas reconoce que vivimos en una época privilegiada y llena de posibilidades,  no duda de que con los medios con los que se cuenta se pueda alcanzar una educación sobresaliente y prometedora y tacha de magnífica la educación que crean cada día los profesionales en sus aulas.

Pero sin embargo también advierte de que esta corre algunos peligros que acechan a alumnos, profesores y progenitores a los que especialmente va dirigida su carta.


Más contenido de la carta del profesor Buhigas

El pautor de El noble oficio de la educación, habla del hogar como el verdadero centro educatívo al que el colegio solo complementa y explica que «ningún profesor y ningún compañero puede enseñar tanto y de modo tan profundo como unos padres y unos hermanos». Algo que matiza diciendo que en las relaciones humanas del niño, padres y hermanos ocupan el lugar fundamental y más sagrado, además del más alto.

Hace además  hincapie en que toda la construcción psicológica e intelectual del niño se cimenta en su familia, «Es en su casa donde el niño elabora su primera identidad y forja las bases de su futuro carácter». Y continúa «en nuestra casa aprendimos a ponerle palabras a la realidad. A llorar para conseguir, o no, lo que necesitábamos y lo que deseábamos….Aprendimos a enfadarnos con los hermanos, a jugar a todo y a nada… Aprendimos a aprender. Y a explorar.»

Una realidad con la que el colegio dificilmente puede competir, resaltando así una decisión mucho más importante que elegir un colegio, «mucho más importante que elegir colegio es elegir qué educación queréis dar a vuestro hijo en vuestra casa, verdadero caldo de cultivo de toda la pedagogía universal.»

También se refiere a los profesores, para los que pide apoyo y confianza, «una vez tomada la decisión, solo os queda confiar. Confiad en los profesores de vuestros hijos. Como en todos los colegios, los habrá mejores o peores, pero son profesionales y su experiencia puede constituir una enorme aportación a vuestra tarea educativa….Dejadles trabajar. Preguntadles. Ayudadles. Poneos de su lado siempre que haga falta. No desacreditéis ni su autoridad, ni su trabajo.»

También habla de la ingratitud de los hijos, de la necesidad en el caso de los padres de armarse de paciencia y humildad en la tarea de educar, además de asumir el fracaso como padres en algunos momentos, algo con lo que enseñaremos también a nuestros hijos que «en la vida también se fracasa».

Y termina hablando de la capacidad de amar a la que califica como, «la capacidad más misteriosa del ser humano» y haciendo referencia a que «Educar a un hijo es un acto de amor. Posiblemente el mayor acto de amor al que puedan optar unos padres.»

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