Es indudable que todos buscamos la felicidad en nuestra vida, aunque estar siempre en un estado emocional positivo que nos haga sentir siempre estupendamente es poco realista. Sin embargo si que hay hábitos que favorecen o contribuyen a nuestro bienestar emocional. Hoy hablamos de practicar este hábito en concreto.
Y es que cuando sentimos emociones positivas, liberamos hormonas como la serotonina, la dopamina, las endorfinas y la oxitocina, que se conocen como las hormonas de la felicidad. Pero, ¿podemos favorecer la liberación de estas hormonas?. Pues parece que con la práctica de determinadosa hábitos si.
Desde la Revista Clara explican que hay algunos hábitos que activan las hormonas de la felicidad, «como identificar y nombrar las emociones, practicar la gratitud, hacer ejercicio físico o cuidar nuestras relaciones sociales» y aluden a uno en concreto que podemos practicar varias veces al día para ser más felices y aumentar la autoestima incluso: abrazarnos.
Una de las grandes defensoras de esta idea es la psiquiatra Marian Rojas Estapé, que habla en uno de sus post precisamente del poder del cariño y el contacto físico, lo que ella llama «la revolución de los abrazos».
La clave está en las hormonas que liberamos cuando nos abrazamos, una de ellas es la oxitocina, conocida como la hormona del amor o del vínculo. «La oxitocina se produce en el cerebro y actúa en el sistema límbico, el centro emocional del cerebro, fomentando sentimientos de confianza, seguridad, conexión y felicidad. La oxitocina también reduce los niveles de cortisol y la hormona del estrés, que está asociada con la ansiedad, la depresión, la inflamación y las enfermedades cardiovasculares», explican desde el mismo medio.
Al abrazarnos también liberamos serotonina, que en este caso regula el sueño, el apetito, el humor y el dolor. Además nos ayuda a sentirnos más relajados y satisfechos con la vida además de más optimistas. Y por si esto fuera poco, «la serotonina estimula la producción de endorfinas, las llamadas hormonas de la felicidad, que nos provocan placer y euforia y nos ayudan a aliviar el dolor».
Además según la Asociación Americana de Psiquiatría , está demostrado que el acto de abrazar reduce la segregación de cortisol, algo muy importante si tenemos en cuenta que «un nivel de cortisol alto de manera sostenida produce inflamación crónica, antesala de importantes enfermedades».
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