¿Ayudas a los camareros a recoger la mesa? Esto es lo que la psicología dice de ti

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Una simple acción en un bar, como ayudar al camarero cuando termina el servicio, puede parecer algo simple, pero para la psicología encierra un mensaje mucho más profundo.

Cuando alguien se levanta y ayuda a recoger los platos, agrupar los cubiertos o dejar la mesa más despejada, dicho gesto no es solo buena educación. Es una manifestación de lo que los expertos llaman conducta prosocial, acciones voluntarias destinadas a beneficiar a otros sin esperar recompensa.

Según el periodista especializado en conducta humana, Lachlan Brown, quien ha recogido este tipo de comportamientos en varios medios, quienes lo hacen suelen tener rasgos definidos: empatía, conciencia social y una disposición natural a valorar el trabajo de los demás.

Apunta que esta actitud también implica humildad. Quienes actúan así reconocen el valor del trabajo de los demás y lo hacen de forma espontánea, sin que se lo pidan. Estas personas muestran proactividad, no esperan a que nadie les diga qué hacer, una fuerte disciplina personal y una conciencia de la carga que el otro tiene.

¿Por qué la psicología dice que no es casualidad?

La explicación teórica de este gesto cotidiano se apoya en dos grandes claves que la psicología social ha estudiado.

Por un lado, está la norma de la reciprocidad, desarrollada por el sociólogo Alvin W. Gouldner, que sugiere que cuando recibimos un servicio amable, como una buena atención en un restaurante, sentimos la necesidad de corresponder con otro gesto positivo. Es, en esencia, una forma de equilibrio social: «Tú me ayudas, yo te ayudo».

Por otro lado, encontramos el modelo de empatía-altruismo del psicólogo Daniel Batson, que plantea que cuando percibimos el esfuerzo o la carga de otra persona, nuestro instinto empático nos impulsa a actuar para aliviarlo, sin esperar nada a cambio. Por eso, quien ayuda al camarero a recoger no lo hace por quedar bien, sino porque nace de una empatía real.