
En ese camino, las colaboraciones con artistas más consagrados se convierten muchas veces en el trampolín que lanza a los cantantes emergentes hacia el gran público. Una canción compartida puede marcar el punto de inflexión que cambia una vida profesional.
En 2015, Álvaro Soler vivió ese impulso con Bajo el mismo sol, el tema que se transformó en un fenómeno global tras la colaboración con Jennifer López. Aquella mezcla de energía mediterránea y ritmo latino ayudó al artista catalán a comenzar su andadura por el mundo musical.
También Pablo Alborán encontró en el dueto con Carminho una forma de mostrar su versatilidad en el primer disco que sacó. Perdóname, incluido en su álbum homónimo lleno de éxitos, llevó el fado portugués al terreno del pop español y consolidó al malagueño como uno de los artistas más prometedores del momento.
Para Morat, su alianza con Paulina Rubio en Mi nuevo vicio fue el inicio de todo. El grupo colombiano pasó de ser una joven promesa de la música a conquistar listas en España y América Latina.
Una historia parecida vivió Ana Mena con Ya es hora, junto a Becky G y De La Ghetto, un tema que combinó pop y ritmos urbanos en el primer álbum de la cantante malagueña.
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