
Un estudio noruego publicado en JAMA Network Open analizó a más de 11.000 personas de alrededor de 55 años que no tenían dolor lumbar al principio, siguiendo su evolución durante varios años.
La investigación reveló que quienes caminaban más de 100 minutos al día tenían un 23% menos de riesgo de desarrollar dolor lumbar crónico en comparación con quienes caminaban menos de 78 minutos diarios.
Aunque caminar no garantiza eliminar por completo el riesgo de dolor lumbar, se ha comprobado que mantenerse activo ayuda a mejorar los síntomas y protege la espalda mejor que permanecer inmóvil en el sofá. Por eso, incorporar paseos diarios es una manera sencilla y efectiva de cuidar tu bienestar físico y mental.
Incorporar caminatas en tu rutina puede ser también una actividad agradable para compartir con tus hijos o incluso para relajarte después del trabajo. Pequeños cambios, como bajar una parada del transporte público o dar un paseo después de cenar, suman minutos que tu espalda agradecerá. Además, caminar al aire libre mejora la circulación, reduce el estrés y aporta energía extra para afrontar el día.