
En este artículo abordamos de forma clara y rigurosa qué sucede con las principales hormonas femeninas durante la menopausia, qué opciones terapéuticas están disponibles —incluyendo la controvertida terapia hormonal sustitutiva— y qué está investigando actualmente la comunidad científica. Porque hablar de menopausia no es solo hablar de salud femenina: es hablar de calidad de vida, de derechos y de acceso a información basada en evidencia.
La menopausia marca el fin de la etapa reproductiva de la mujer y suele producirse entre los 45 y los 55 años. No ocurre de un día para otro: comienza con la perimenopausia, una fase de transición que puede durar varios años y en la que los niveles de estrógenos y progesterona comienzan a disminuir de forma irregular.
Durante esta etapa, los ovarios reducen su actividad y la producción hormonal se vuelve errática. Esto provoca síntomas como sofocos, sudores nocturnos, insomnio, sequedad vaginal, cambios de humor y pérdida de densidad ósea. La menopausia se considera oficialmente instaurada cuando han pasado 12 meses consecutivos sin menstruación.
Uno de los tratamientos más conocidos es la terapia hormonal de la menopausia (THM), que consiste en administrar estrógenos (y a veces progesterona) para aliviar los síntomas. Pues, la THM reemplaza el estrógeno que el cuerpo ya no produce después de la menopausia. Aunque ha sido objeto de controversia por su posible relación con ciertos riesgos cardiovasculares y de cáncer, hoy en día se prescribe de forma más personalizada y con dosis más bajas, lo que ha mejorado su perfil de seguridad.
Además de la THM, existen alternativas no hormonales como:
La elección del tratamiento debe ser individualizada, teniendo en cuenta la historia clínica, los síntomas y las preferencias de cada mujer. Y siempre, recetada por un médico.
La investigación sobre la menopausia ha avanzado significativamente en los últimos años. Instituciones como la Sociedad Internacional de Menopausia (IMS) han publicado documentos clave que abordan las controversias sobre la THM y promueven un enfoque ético y basado en evidencia para su prescripción.
Además, se están explorando nuevas terapias que actúan sobre receptores hormonales específicos, así como tratamientos personalizados según el perfil genético y hormonal de cada mujer. También se investiga el impacto de la menopausia en la salud mental, la cognición y el riesgo de enfermedades crónicas como la osteoporosis o el Alzheimer
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