Insomnio crónico

Desmintiendo mitos sobre el insomnio: La luz del móvil no provoca problemas para conciliar el sueño

Los primeros seres humanos, cazadores y recolectores, dormían en condiciones muy diferentes

Lucía Villalba

Siempre se ha culpado a la luz azul de las pantallas de los teléfonos móviles como una de las principales causas de insomnio. Sin embargo, recientes estudios y observaciones antropológicas ponen en duda esta teoría y apuntan a otros factores más determinantes. ¿Realmente dormimos peor que nuestros antepasados o estamos simplemente malinterpretando las causas del mal descanso?

Aunque hoy en día se tiende a pensar que la tecnología es la raíz del insomnio, la evidencia arqueológica y antropológica sugiere que nuestros ancestros también enfrentaban interrupciones en su descanso. Los primeros seres humanos, cazadores y recolectores, dormían en condiciones muy diferentes a las actuales: en el suelo o en cuevas, rodeados de otros miembros del grupo, muchas veces bajo vigilancia constante debido a los peligros nocturnos.

¿Afecta la luz del móvil a nuestro sueño?

El doctor y terapeuta del sueño Merijn van de Laar, autor del libro ‘Cómo dormir como un cavernícola‘ (Editorial VR), explica: «La noche era peligrosa, y la decisión entre dormir y estar despierto no debía ser tomada a la ligera». Según él, los más mayores solían permanecer despiertos vigilando, ya que presentaban mayores dificultades para conciliar el sueño, una forma primitiva pero efectiva de garantizar la seguridad del grupo.

El estilo de vida también jugaba un papel crucial. La dieta paleolítica, rica en nutrientes y proteínas naturales, junto con una vida activa y no sedentaria, favorecía el descanso. En contraste con la vida urbana moderna, donde el estrés, la falta de actividad física y el consumo de estimulantes como la cafeína y la nicotina son comunes, los humanos prehistóricos se movían constantemente y estaban en sintonía con los ritmos de la naturaleza.

Van de Laar señala que tribus actuales que viven en condiciones similares a las primitivas presentan patrones de sueño con dos fases separadas por un período de vigilia, un modelo que también fue documentado en la Europa medieval por el historiador Roger Ekirch. El sueño segmentado parece haber sido la norma antes de la Revolución Industrial, cuando el trabajo mecanizado y la iluminación artificial transformaron radicalmente los hábitos de descanso.

En este contexto, el terapeuta del sueño concluye que el insomnio moderno no se debe principalmente a la luz del móvil, sino al alejamiento de nuestro estilo de vida natural, a los hábitos sociales y a los cambios en los ritmos circadianos impuestos por el entorno urbano. Por tanto, más que apagar el móvil, tal vez deberíamos reconectar con nuestros instintos más antiguos para mejorar la calidad del sueño.

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