Rocío Carrasco

La anécdota de Rocío Carrasco con un test de alcoholemia en ‘Hasta el fin del mundo’: «¿He tenido que venir a Perú para esto?»

La concursante fue sometida a una prueba en una estación peruana después de que un vendedor la llamara borracha

Alba García-Fogeda

La aventura de Hasta el fin del mundo está dejando momentos duros, emocionantes… y otros completamente surrealistas. Uno de los más comentados ha sido el que vivió Rocío Carrasco en el programa de ayer nada más llegar a Perú, cuando un vendedor de billetes se negó a atenderla porque, según él, «estaba tomada». Una acusación inesperada que obligó a la concursante a someterse a una prueba de alcoholemia en mitad de una estación de autobuses.

Junto a su amiga y compañera de equipo, Anabel Dueñas, la hija de Rocío Jurado había iniciado la búsqueda de billetes hacia Arequipa, con la intención de gastar lo mínimo posible para no comprometer el presupuesto. En pleno regateo, el vendedor empezó a observarla con insistencia hasta que, finalmente, soltó la frase que lo desencadenó todo: «La noto un poquito mal… y si han tomado licor, no pueden subir».

Rocío Carrasco frente a una acusación inesperada

Aunque Anabel pensó que el comentario iba dirigido a ella, el trabajador aclaró que se refería a Rocío Carrasco. La colaboradora de televisión, cansada tras horas de viaje, se quedó en shock ante la acusación. Sin embargo, respondió con serenidad y firmeza: «Usted puede decir que yo no me monto en el autobús porque estoy bebida si me hace una prueba de alcohol. ¿Usted tiene un alcoholímetro? Pues házmelo ya«.

Y dicho y hecho. Llamaron a un compañero de la estación le realizaron la prueba allí mismo. Anabel observaba la escena incrédula. El resultado apareció en segundos: 0,0% de alcohol en sangre. Todo había sido un malentendido monumental.

Entre la risa nerviosa y la indignación, Rocío soltó la frase que ya circula en las redes entre los seguidores del programa: «¿He tenido que venir a Perú para que me digan borracha en mi cara?».

Una vez aclarada la situación, Anabel decidió aprovechar el momento. Con humor y mucha destreza negociadora, reclamó un descuento por mal rato vivido. Para sorpresa de ambas, el vendedor lo aceptó y les aplicó un 15% de descuento en los billetes hacia Arequipa.

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