Francisco Rivera

La sorprendente destreza de Curro, el hijo de Fran Rivera y Lourdes Montes, a los 6 años: «Nada en este mundo puede mejorar»

El pequeño comparte con su padre la pasión familiar por la equitación y demuestra el dominio que tiene

Alba García-Fogeda

Fran Rivera ha mostrado con orgullo la habilidad de su hijo Curro, que en enero cumplirá siete años, a la hora de montar a caballo. La pasión por la equitación recorre la familia Rivera y Ordóñez, y parece que el pequeño ha heredado este gusto desde muy temprano. Su padre, quien desde niño compartió jornadas en el campo junto a su padre Paquirri, ha continuado esta tradición y ahora disfruta transmitiéndola a sus propios hijos.

Durante el puente de la Constitución, Fran Rivera compartió en su perfil de Instagram un emotivo momento con Curro en el campo, publicando vídeos donde se ve al niño galopando con seguridad y siguiendo las indicaciones de su padre para perfeccionar su técnica. «Nada en este mundo puede mejorar este momento con mi hijo», escribió el diestro junto a las publicaciones, mostrando la satisfacción de poder disfrutar juntos de esta afición.

Los pequeños pasos del hijo de Fran Rivera

 

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Aunque todavía es muy joven, Curro demuestra ya destrezas de jinete. Su padre supervisa cada movimiento, corrigiendo y guiando al niño para que aprenda a frenar, controlar la marcha y mantener el equilibrio, habilidades esenciales en la equitación. Tal como hizo con su hija Cayetana y sus otros hijos, Francisco Rivera fomenta el amor por los caballos desde temprano, reforzando la conexión familiar y el respeto por estos animales.

Además de la equitación, el pequeño comparte momentos tiernos con su familia, como la interacción con su hermano recién nacido Nicolás o los juegos junto a su hermana Carmen. Estos gestos, compartidos por el torero en sus redes sociales, reflejan un entorno familiar unido y cercano, en el que la tradición y el cariño van de la mano.

Curro continúa así la saga de jinetes de la familia Rivera, demostrando que la pasión por los caballos no solo se transmite, sino que se disfruta y se comparte, generando recuerdos inolvidables entre padre e hijo.