Cuando celebramos la Navidad alrededor de la mesa, es muy común que compartamos con nuestras mascotas algunas delicias de estas típicas fiestas. Sin embargo, este gesto cariñoso puede convertirse en una fuente de riesgo si se vuelven demasiado abundantes en su comedero.
Según la veterinaria Ana Ramírez, directora técnica de Kivet, el sistema digestivo de perros y gatos no está diseñado para asimilar grandes cantidades de alimentos humanos cargados de grasa, salsas y azúcar. Ella advierte que un exceso de estos ingredientes puede provocar vómitos, diarrea e incluso derivar en pancreatitis.
Además, dar tanta variedad de alimentos puede hacer que la mascota pierda interés por su comida habitual, más equilibrada y adaptada a su necesidades nutricionales. Tal comportamiento no solo afecta a su digestión, también a su salud a largo plazo, ya que podría favorecer la obesidad o enfermedades metabólicas.

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