Llenar un estadio se ha convertido en el nuevo símbolo de éxito en la industria musical. Sin embargo, la espectacularidad de actuar ante decenas de miles de personas conlleva un coste elevado. El estadio Cívitas Metropolitano de Madrid, sede del Atlético de Madrid, se ha consolidado como uno de los escenarios más demandados, pero también más exigentes para quienes se atreven a conquistarlo.
El próximo 30 y 31 de julio, Aitana dará un paso decisivo en su carrera con dos conciertos consecutivos en este recinto. La artista catalana presentará ‘Cuarto Azul’, su nuevo proyecto musical, ante más de 60.000 asistentes por noche.
Tras la cancelación de sus actuaciones previstas en el Santiago Bernabéu, Aitana no quiso renunciar a la capital y encontró en el Metropolitano la alternativa ideal. “No quería no hacer ningún show, me parecía feo cancelar y ya está”, reconoció la cantante, consciente del reto que supone llenar un estadio dos días seguidos.
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Aitana no solo se enfrenta al desafío de congregar a tal multitud, sino también a una producción a la altura del recinto. Luces, sonido, pantallas, escenografía, bailarines, vestuario y un equipo técnico a gran escala son elementos imprescindibles. La venta de nuevas entradas, activada desde el 23 de abril, ha generado una gran expectación entre sus fans.
Otros artistas que han pasado recientemente por el Metropolitano han compartido lo exigente que resulta. Es el caso del dúo Natos y Waor, quienes llenaron el estadio con su propuesta de rap urbano, algo que jamás imaginaron. El coste total del evento, según contaron ellos mismos en ‘La Revuelta’, superó los dos millones de euros, ya que reinvirtieron todos los ingresos en mejorar el espectáculo. “No me arrepiento de un solo euro gastado”, aseguraron.
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A su paso por el Metropolitano también han brillado estrellas como Ed Sheeran, artistas que invierten millones en giras con producción audiovisual, pirotecnia, escenarios móviles y coreografías complejas. El precio que se paga por actuar en estadios no es solo financiero: hay presión mediática, agotamiento logístico y un nivel de expectativas que roza lo inabarcable.
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