Esta semana se conocía la noticia del fallecimiento de la cantante sevillana Encarnita Polo, un suceso que ha causado un gran impacto y ha abierto una investigación en torno a los hechos ocurridos alrededor del caso.
La artista murió en una residencia a las afueras de Ávila, y fuentes han informado que podría haber sido víctima de un ataque por parte de un hombre de 66 años que residía junto a ella.
La hija de Encarnita, Raquel Waitzman, fue la responsable de comunicar la triste muerte a sus allegados de forma muy personal, sin entrar en detalles de lo ocurrido.
Por otro lado, la residencia Decanos lanzó un comunicado en el que también querían proteger la privacidad de la familia: «Estamos consternados ante lo ocurrido y, por respeto a la confidencialidad que ahora mismo se nos pide, no vamos a pronunciarnos sobre la situación».
Un testimonio que coincidía con las críticas de sus clientes sobre lo acontecido en sus instalaciones y con las dudas sobre el funcionamiento y la profesionalidad del centro.
La revista de corazón ¡Hola! tuvo contacto directo con Antonio Montiel, amigo de Polo desde hace más de 40 años, quien explicó: «Hemos tenido una relación enorme, saliendo constantemente juntos».
Además, aseguró que últimamente la comunicación con la cantante era casi imposible debido a que presentaba un pronunciado deterioro cognitivo, algo que su hija describía como «principios de Alzheimer». Asimismo, el pintor confesó que Raquel siempre ha buscado preservar la intimidad de su madre, motivo por el cual decidió limitar las llamadas de su círculo de confianza.
También explicó que uno de los amigos más cercanos de la familia afirmó que Waitzman «está hundida» y que «no quiere hablar ahora mismo con nadie, y yo no la quiero molestar».
Montiel concluyó comentando que Raquel no le mencionó nada del supuesto ataque que habría provocado la muerte de su madre: «A él no le dijo nada de eso».
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