La salud digestiva es mucho más que una cuestión de dieta o digestión. Inmaculada Borrego lo sabe bien. Tras haber sufrido colitis ulcerosa, una enfermedad intestinal inflamatoria, ha convertido su experiencia en motor de conocimiento y divulgación. En su libro ‘Lo que tu mente calla, tu intestino lo grita’, aborda la estrecha relación entre el aparato digestivo y las emociones, destacando el papel central que juega la microbiota en nuestro bienestar integral.
“La microbiota es un ecosistema gigantesco dentro de ti”, explica Borrego en una entrevista con Informativos Telecinco. Está formada por billones de microorganismos que no sólo ayudan a digerir, sino que regulan la inmunidad, la energía y el estado de ánimo. Pero este sistema puede desestabilizarse con facilidad si no se cuida. Dormir poco, llevar una vida sedentaria, una mala alimentación o un uso excesivo de medicamentos afectan directamente a este equilibrio, generando consecuencias físicas y emocionales.
Una de las formas más sencillas de detectar desequilibrios internos, según Borrego, es observar la lengua. “La lengua es como una radiografía en miniatura de lo que pasa dentro”, afirma. Esta especialista defiende que su color, textura y forma pueden ofrecer pistas valiosas sobre nuestra salud digestiva.
Por ejemplo, una lengua muy blanca puede señalar la presencia de hongos o acumulación de toxinas. Si está roja y brillante, podría reflejar inflamación o carencias nutricionales como de hierro o vitaminas. Las grietas profundas pueden retener residuos, mientras que una capa espesa (conocida como saburra) suele asociarse a digestiones lentas. Incluso los bordes marcados por los dientes pueden estar hablando de tensión interna o retención.
Aunque aclara que no se trata de una herramienta diagnóstica definitiva, Borrego sostiene que este tipo de señales pueden servir como advertencia temprana antes de que aparezcan síntomas más severos. La lengua puede reflejar, entre otros desequilibrios, disbiosis intestinal, inflamación crónica, sobrecarga hepática o exceso de toxinas.
En la medicina tradicional china, la lengua ha sido observada durante siglos como parte de la evaluación clínica. “Hoy, cada vez somos más los profesionales que la usamos como una forma más de escuchar al cuerpo”, explica Borrego. Y añade: “Hay cosas que el cuerpo no te dice con palabras, pero te las muestra igual”.
Además, insiste en que el cuidado de la microbiota va más allá de tomar probióticos. “El estrés sostenido, las emociones reprimidas o la falta de vínculos afectivos también afectan a ese ecosistema”, concluye. En su obra propone un plan de 28 días para reconectar con una digestión saludable, empezando por escuchar, literalmente, lo que el cuerpo nos muestra.
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