Despertarse con la sensación de cansancio, incluso después de haber dormido varias horas, es más común de lo que parece. A veces no se trata solo de la calidad del sueño, sino de cómo activamos nuestro cuerpo al comenzar la mañana. Incorporar una breve rutina de ejercicios suaves puede marcar una diferencia enorme en tu nivel de energía, tu estado de ánimo y tu productividad durante el día. No necesitas equipamiento ni demasiado tiempo: con 10 minutos es suficiente para despertar tus músculos y tu mente.
La respiración profunda es una herramienta poderosa para oxigenar el organismo y despejar la mente. Un ejercicio sencillo que consiste en sentarte al borde de la cama, colocar una mano en el abdomen y otra en el pecho, e inhalar por la nariz durante cuatro segundos. Mantén el aire dos segundos y exhala lentamente por la boca durante seis. Repite este ciclo entre cinco y ocho veces. Este pequeño gesto ayuda a reducir la tensión acumulada durante la noche y prepara al cuerpo para moverse con más fluidez.
Después de horas en la misma postura, los músculos necesitan un suave recordatorio de que es hora de activarse.

Dedicar un minuto a mover las articulaciones evita molestias y mejora la sensación de ligereza.
Estos gestos simples ayudan a activar la circulación y preparan al cuerpo para el movimiento del día.
Si quieres un impulso extra, añade un par de ejercicios dinámicos.
Termina la rutina con un minuto de respiración tranquila o una afirmación positiva. Incorporar estos ejercicios cada mañana puede transformar tu despertar. No necesitas grandes cambios, solo constancia y unos minutos dedicados a ti. Tu cuerpo te lo agradecerá durante todo el día.
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