No cabe duda de la influencia de las redes sociales en casi todos los aspectos de la vida, pero sobre todo en los jóvenes pertenecientes a la llamada Generación Z en todo lo que se refiere a las relaciones personales. En este ámbito es precisamente donde surge el concepto de ‘Throning‘ aplicado a las relaciones de pareja, que a su vez se basa en la búsqueda de aprobación y estatus social.
El término ‘throning‘, o entronar, se refiere a establecer una relación con alguien con una intención muy clara: elevar el status y mejorar la ‘reputación social’ a través de ella. Es decir, una especie de ‘trono simbólico’ por conseguir admiración y respeto, solo por tener una relación con esta persona, además de buscar contactos, status o simplemente ‘me gusta’ en redes, pero no porque exista un interés real o amor por ella o él.
Sin embargo, este tipo de relación puede tener consecuencias para aquellos que la ponen en práctica, sobre todo en su autoestima. De hecho, un estudio de Science Advances explica que un 27% de los jóvenes se han sentido utilizados o manipulados en algún momento en este sentido, y es que incluso puede considerarse como una forma o extensión de dinámicas de poder.
Los problemas surgen, tal y como explica el psicólogo Bruce Y. Lee: «Cuando una de las partes de la relación se siente como un accesorio para alimentar el ego de la otra», y a su vez la consecuencia es que los jóvenes crean vínculos cada vez más superficiales y dañinos.
Lee explica que «una relación auténtica debe basarse en la conexión genuina y no en la utilidad social«, y añade que hay ciertas señales a las que debemos estar atentos si sospechamos que estamos siendo víctimas de esta práctica, entre ellas:
MÁS SOBRE:
© Sociedad Española de Radio Difusión, S.L.U.
© Sociedad Española de Radiodifusión realiza una reserva expresa de las reproducciones y usos de las obras y otras prestaciones accesibles desde este sitio web a medios de lectura mecánica u otros medios que resulten adecuados a tal fin de conformidad con el artículo 67.3 del Real Decreto-ley 24/2021, de 2 de noviembre.