
El desayuno se ha convertido en la estrella de nuestra alimentación. Siempre se ha dicho que es el momento en el que el cuerpo recarga energía para afrontar el resto del día, y ahora un estudio lo confirma: saltarse esta comida podría tener consecuencias negativas para nuestros huesos.
Lo mismo ocurre con la cena. Muchas personas optan por retrasarla, ya sea por falta de apetito o por pereza a la hora de cocinar temprano por la tarde. Una costumbre que también puede influir de manera importante en nuestra salud.
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Médica de Nara (Japón) ha analizado los datos de más de 900.000 personas. Los investigadores llegaron a la conclusión de que aquellos que se saltaban el desayuno tenían casi el 20% de posibilidades de sufrir alguna factura por osteoporosis.
La alteración de los ritmos circadianos y los altos niveles de cortisol son algunas de las distintas hipótesis que intentan explicar las razones que hay detrás de este fenómeno.
Una de las principales medidas es mantener una alimentación equilibrada y variada en la que no falte el calcio, mineral indispensable para el bienestar de los huesos.
La vitamina D también juega un papel clave, ya que facilita la fijación del calcio. Esta vitamina puede obtenerse a través de ciertos alimentos, pero la forma más sencilla de incorporarla es mediante la exposición solar.
Por ello, resulta esencial recibir luz del sol (con la protección adecuada) y no tomar demasiada cafeína y sal para favorecer la correcta absorción del calcio.
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