Es el caso del hijo de 7 años de Cristina que aunque sea brillante, responsable y educado en el colegio, es pisar su casa y se convierte en todo lo contrario.
“En clase no paran de alabarlo y sus compañeros lo adoran, pero en casa cuando algo no sale como él quiere se transforma de tal manera que se pone hasta agresivo, pegándole a quien esté delante. Esta actitud solo la tiene con gente de total confianza, padres y abuelos. ¿Qué debemos hacer?”, pregunta Cristina a nuestra experta en niños, Rocío Ramos-Paul.
No es un caso tan extraño. Hay chavales que saben controlarse, aunque se frustren o se enfaden en el colegio generan alternativas en esa situación, pero no en casa. ¿Qué puedo hacer entonces? ¿Cómo lleva las conductas que tiene en el cole a casa?
Tenemos que trabajar los límites y las normas. Trabajar en casa las esperas, diciéndole “ahora no, espera un poco” y en función de cómo se comporte recompensarle o no.
Como padres debemos preguntarnos: ¿Qué nivel de exigencia tiene con los padres?, ¿hay que disminuir ese nivel de exigencia?, ¿cuánto le toleramos en cuanto a la ira y al enfado?, ¿sabe relajarse?, ¿cómo le contestan los padres cuando se enfadan?
La madre no debería preocuparse demasiado porque en el colegio sabe hacerlo. También se frustrará y sabe controlarse. Habrá que ayudarle a canalizar la parte más agresiva en casa a través, de sobre todo, trabajar la exigencia del niño y rebajárselo.
Podemos hablar con él, ya tiene siete años y tiene que entender que no se pueden tolerar ciertas cosas. Además, hay que ponerle límites y explicar la consecuencia que tiene si se comporta mal.
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