Estás triste, cansado y sin energía: tienes fatiga pandémica ¡así se cura!

Nuria Serena

¿Cuántas veces has oído eso de que esta situación de crisis sanitaria nos va a pasar factura psicológica? Pues hay quién no tiene que esperar más, porque ya le ha afectado: son las primeras víctimas de la fatiga pandémica… como lo estás leyendo y cada vez el porcentaje de población que la sufre es más elevado.

Los síntomas son claros y comunes: hastío, tristeza, cansancio crónico… y es que 8 meses sobrellevando esta extraña «anormalidad vital» ha arrasado la capacidad de resiliencia de muchos.

 


 

Si nos ponemos en la piel de las personas mayores, el panorama no puede ser más desolador: al miedo por ser uno de los colectivos de riesgo se une la pérdida de abrazos y besos, la lejanía con sus seres queridos que en un intento de protegerles, han decidido espaciar las visitas y suprimir el contacto físico.

 

¿Cuándo nos van a devolver nuestras vidas?, nos preguntamos

 

Insistimos en la esperanza de que la llegada de la vacuna será la solución pero, según los expertos, tardaremos años en regresar a nuestras vidas anteriores. Primero, la vacunación universal no será una realidad hasta dentro de un par de años y segundo, la eficacia de la vacuna está aún por certificar.

Expertos en psicología emocional advierten de que «en realidad estamos experimentando un duelo, nos hemos despedido de hábitos que nos hacían felices y estamos convencidos de que será improbable que los recuperemos en un futuro a corto plazo» 

 

 

Y ¿en qué se traduce todo esto? Rabia, tensión, ansiedad, rebeldía, falta de concentración, irritabilidad, pensamientos negativos…

 

Siempre hay luz al final del túnel

 

Por eso, desde www.cadenadial.com te vamos a dar algunos consejos para superar la fatiga pandémica y recuperar, al menos, tu equilibrio interior. Pasa por tres recomendaciones muy básicas que si se convierten en una rutina harán de tí una persona totalmente nueva:

Practicar hábitos de vida saludables: alimentación y deporte, dormir ocho horas cada día -no más, ni menos-, minimizar el consumo de alcohol y tabaco y tomar el sol (la vitamina D es necesaria para sentirnos bien)

-Someterte a una «desintoxicación» informativa: leer solo lo contrastado y verificado de fuentes fiables y establecer unos horarios de consumo de información -no necesitamos estar todo el día recibiendo inputs-.

Buscar nuevas motivaciones que te saquen una sonrisa: proyectos, trabajo solidario, formación…

 

 

 

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