La primera dificultad a la que nos enfrentamos, en este caso, es en el hecho de que todavía no estamos en la antigua normalidad que sí exigimos para el uso de estas pantallas. Los peques no tendrán campamentos, no tendrán libertad para quedar con sus amigos y sus actividades de ocio todavía siguen muy limitadas.
Eso no debe impedir que limites su uso. Para ello, nuestra especialista Rocío Ramos-Paul establece dos interesantes pautas a seguir; la primera de ellas estableciendo unas «horas de juego».
Resulta muy interesante esta frase para entender que, en estos tiempos que corren, los dispositivos electrónicos son una herramienta más para que aprendan y se diviertan, pero debemos evitar que se conviertan en la única opción del niño o niña durante su tiempo libre.