Ociofobia, la enfermedad del siglo XXI

Redacción Cadena Dial

Redes sociales, medios de mensajería instantánea, blogs… La sociedad actual está expuesta a una continua actualización de información que dificulta, en muchas ocasiones, la privacidad o la necesidad de desconexión.

Esto ha llevado a que se hagan numerosos estudios sobre la dependencia que la gente tiene hoy en día a estar continuamente ocupados y a las consecuencias negativas que puede acarrear. La ociofobia y la superocupación generan estrés en el cuerpo y pueden llegar a causar ansiedad.


A diferencia de los que piensan que lo mejor es siempre tener algo que hacer, los expertos aconsejan que «deberíamos dedicar una hora al día a aburrirnos, a mirar a la pared». La ociofobia es el medio general a no tener nada que hacer, la necesidad de estar siempre ocupado.

A pesar de que no esté registrada como enfermedad en los libros de psiquiatría, no dudan en afirmar que pronto lo estará. Comporta ansiedad, en los casos más graves antes de las vacaciones o los fines de semana (anticipatoria).

Los móviles y el WhatsApp, principal foco del problema. Volver al fijo en cuanto al tiempo de ocio y dejar el móvil para el trabajo sería todo un acierto, puesto que la hipercomunicación a la que estamos sometidos por las redes es completamente perjudicial.

Los niños también son víctimas de la ociofobia. No solamente están expuestos los que se pasan las horas «enganchados» a internet y sus vertientes, sino que los más pequeños sufren un calendario saturado de actividades con tal de no caer en el temido aburrimiento.

A diferencia de la mala idea preconcebida de no tener nada que hacer, pasar una hora con la mente en blanco y dejando fluir las ideas, despierta el lado más creativo del cerebro.

Además, aprovechan para acabar con el mito de los beneficios de poder hacer varias cosas a la vez: «Ningún animal lo hace, es un error. Es mejor hacer pocas cosas pero bien, dedicándoles amor y atención».

Ya sabes… ¡Relájate más a menudo!

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