Las mascarillas siguen siendo obligatorias en exteriores. Sin embargo, los datos de las últimas semanas son esperanzadores. Aún es pronto, pero según los expertos todo indica que estaríamos empezando a doblegar la curva de contagios, que se ha visto completamente desbordada tras las navidades.
Tanto es así, que la desescalada ya ha comenzado en algunas comunidades autónomas, como es el caso de Galicia o Cataluña que anunciaban el levantamiento de algunas de las restricciones impuestas. Así, se anulará el toque de queda o la obligatoriedad del uso del pasaporte covid en restauración y locales de ocio, aunque por otro lado, se ha visto que era una medida muy poco eficaz.
Sin embargo, el uso de la mascarilla en exteriores continúa siendo obligatorio a través de todo el territorio nacional. Una imagen a la que ya nos hemos acostumbrado y que se ha convertido en el símbolo más potente de toda la pandemia.
A lo largo de Europa ya se están tomando cartas en el asunto. Países como Francia, Reino Unido o incluso Dinamarca, ya se han lanzado a anunciar la derogación del uso de la mascarilla en exteriores.
En nuestro país, el Congreso tiene prevista la votación del Real Decreto que en diciembre las hacía obligatorias. Los partidos de la oposición, PP y Ciudadanos entre ellos, ya han anunciado su posición en contra de la medida.
Si finalmente el Congreso no abala la medida, el Real Decreto decaería y con él, la obligación de cubrir nuestro rostro en lugares abiertos al aire libre.
«La mascarilla es una de las medidas que más ayudan», anunciaba Carolina Darias, ministra de la cartera de Sanidad. Esta medida entraba en vigor al superar una incidencia acumulada de 700 casos, que tras las semanas de navidades, ha ido ascendiendo hasta los 3.000 casos por 100.000 habitantes de los últimos datos.
El uso en exteriores del «cubrebocas» ha dado mucho que hablar. Ahora que tenemos al virus mucho más estudiado, los expertos se lanzan a opinar sobre los procesos de transmisión del coronavirus.
«No tiene ningún sentido científico seguir con la mascarilla en el exterior. Es una medida inútil. Es una cuestión que no aporta nada para disminuir los contagios. Seguir con las mascarillas en exteriores solo tiene un sentido: no ir poniéndola y quitándola, poniéndola y quitándola. No se puede liar ni confundir tanto a la gente», explica Joan Carles March, del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada.
Lo cierto es que la mascarilla, además de una medida sanitaria, se ha convertido con el tiempo en todo un símbolo de la pandemia. Su obligación en el uso, conlleva además la idea de que debemos cuidarnos y cuidar de nuestro entorno.
El decaimiento de la obligación en exteriores podría estar acompañado de una relajación masiva por parte de la ciudadanía, agotada psicológicamente tras todos estos meses de lucha contra el virus.
Precisamente ese sería uno de los motivos para mantener ahora su uso: que los ciudadanos sigan conciénciados… La pandemia aún no ha terminado.
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