¿Sabes que las madres también pueden ser tóxicas?

La falta de recursos emocionales o económicos y la frustración son las causas más comunes

Ana Más

Con frecuencia hablamos de personas tóxicas pero siempre en determinados contextos sobre todo el de la pareja y los amigos. Sin embargo la posibilidad de ser una madre tóxica existe.

Y es que tal y cómo explican desde la web hacerfamilia.com: «El vínculo que se establece entre madre e hijo/a es tan fuerte que cuando nos amargan la vida es díficil proyectar en ellas esta influencia negativa que se contrapone con el sentimiento de amor incondicional.»

Cuando en la relación con nuestras madres se repiten las discusiones, las amenazas, la manipulación, los celos, la envidia, el chantaje emocional o la sobreprotección, es muy posible que estemos ante una madre tóxica.


¿Sabes que las madres también pueden ser tóxicas?

En declaraciones al mismo medio la psicóloga Irene López Assor explica que: «una madre tóxica es aquella que tiene una visión negativa del mundo. Suelen ser madres muy destructivas, muy victimistas, posesivas y controladoras la mayor parte del tiempo».

Manuel Hernández, psicólogo especialista en apego, neurobiología y emociones añade en declaraciones a Crónica Global que ,»Una madre, como cualquier ser humano, es una persona que tiene sus limitaciones, sus miedos, sus esperanzas, etc. Consideramos que una madre es tóxica cuando provoca miedo o malestar en los hijos. Es decir, que sus intenciones pueden ser muy buenas, pero los resultados, desastrosos” y añade que el origen del problema suele estar en que este tipo de madres no tiene recursos emocionales para regularse  afectivamente con los demás, incluidos sus propios hijos.

A la hora de lidiar o comunicarse con una madre tóxica es necesario establecer una distancia mental y afectiva, algo así como intentar levantar un muro mental para que no te influyan sus comentarios y sobre todo no nos afecten. Sin embargo no es tan sencillo ya que tal y cómo explica la experta: «En realidad, el vínculo con la madre supone la relación más significativa que tenemos y que mantenemos a lo largo de los años. Esta relación no solo resulta fundamental para el desarrollo de nuestra personalidad, sino que también, constituye el modelo a seguir para otro tipo de relación que estableceremos más adelante con otras personas.»

 

 

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