Antonio Montero

Antonio Montero revela el secreto mejor guardado de su relación con Marisa Martín-Blázquez

El colaborador se ha sincerado en Pesadilla en el paraíso

Noelia Bertol

Antonio Montero ha sido uno de los fichajes más llamativos de la nueva temporada de Pesadilla en el paraíso, y es que durante su estancia en La Granja, este está revelando algunos detalles hasta ahora conocidos de su relación. Por ejemplo, era sabido que este contrajo matrimonio en 1989 con la periodista Marisa Martín-Blázquez, la cual también ha desarrollado la mayor parte de su carrera televisiva en Telecinco. No obstante, desde hace un tiempo se creía que habían roto su relación después de que este así lo comunicara en sus redes sociales.

Sin embargo, no solo ha confirmado en el concurso que siguen siendo un matrimonio tras superar varios baches a lo largo del tiempo, sino también ha dado a conocer uno de los secretos más personales e íntimos de su relación. Teniendo en cuenta lo celosos que han sido siempre de su intimidad, es probable que estas confesiones no hayan sentado muy bien a su mujer.

«Llevo 40 años con una mujer con muchos problemas, con muchas dificultades y con mucho sufrimiento. Con muchas cosas. La vida de una persona va evolucionando en edad y ya no piensas como antes«, expresaba Antonio Montero en televisión.


Antonio Montero Sálvame

La revelación más íntima de Antonio Montero

En un momento dado este decidió sincerarse con los espectadores sobre un aspecto muy íntimo de su matrimonio. «Me casé virgen con 25 años después de seis años de novios… Se probaron cosas, un beso y alguna cosa, pero es algo que yo me educo en mi infancia, de que un tío católico te tienes que casar y tiene que llegar virgen al matrimonio. Eso se convierte en una movida que ya no sabes ni si hacerte cura», confesaba

Al ser entonces preguntado por Silvina Magari sobre si solo había intimado con su mujer, después de todo lo expresado Antonio Montero prefirió reservarse la respuesta. «Bueno… Esa es una pregunta que no te voy a contestar«, decía.

Lo que no dudaba en admitir era que si le fueran infiel lo personaría: «Me gustaría tener ese comodín de poder enamorarme si me surge y luego tener mi familia, pero qué haces, cómo vas y cómo vienes… Es difícil manejarlo y mejor tener la baraja sin esos comodines«.