¿Por qué la aspirina ha desaparecido de nuestras vidas?

Se debe principalmente a sus efectos secundarios

Ana Más

Aunque su principal principio activo es el ácido acetilsalicílico, la conocemos comúnmente por aspirina, un fármaco patentado por Bayer en 1899 y que, tal y como explican Eduardo Perales y Marta Faci, farmacéuticos del Centro de Información del Medicamento del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Zaragoza (Cofz) a Cuidateplus, «se encuentra dentro del grupo denominado antiinflamatorios no esteroideos (AINES), un grupo diverso de fármacos con función analgésica (reducen el dolor), antiinflamatoria (reducen la inflamación) y antipirética (reducen la fiebre), cada uno en mayor o menor grado de efectividad».

El ácido acetilsalicílico es eficaz para el tratamiento de dolor leve o moderado, como dolor de cabeza o muscular. También se utiliza en la prevención secundaria de infarto de miocardio, infarto cerebral o anginas de pecho en personas que ya han sufrido un primer episodio.

Sin embargo, su consumo y su uso, sobre todo como antiinflamatorio, se ha reducido bastante en los últimos años, siendo sustituida por otros analgésicos. Este se debe principalmente a sus efectos secundarios, entre los que están las complicaciones gastrointestinales, hepáticas y renales que pueden causan en pacientes, sobre todo si se toma de manera continuada, tal y como explican los expertos, que además recomiendan el uso de fármacos alternativos como Ibuprofeno o Paracetamol en el caso de enfermedades más leves como fiebre no muy alta y/o dolor de cabeza.


Aspirina, cuándo no tomarla

Por otra parte, desde la Mayo Clinic explican respecto a su uso para la prevención de infarto «que la necesidad de tomarla dependerá de la edad, el estado de salud, el historial médico relacionado con padecimientos cardiacos, así como el riesgo de cada persona a sufrir un paro cardiaco o un derrame cerebral. Normalmente el uso regular de la aspirina se recomienda para personas que ya tuvieron un infarto cardiaco o cerebral a consecuencia de una excesiva coagulación en los vasos sanguíneos.»

Aunque El Confidencial habla de un estudio dirigido por expertos del King’s College de Londres y realizado con más de 160.000 personas, que «concluyó que el riesgo de hemorragia interna mayor supera significativamente el beneficio de la aspirina entre aquellos sin antecedentes de enfermedad cardíaca. Los investigadores encontraron que al administrarse en personas sanas se aumentó el riesgo de ataque cardíaco o de derrame cerebral un 11%.». Lo cual significa que » 265 personas tendrían que tomar aspirina durante cinco años para prevenir un solo ataque cardíaco o un derrame cerebral, pero una de cada 210 tendría una hemorragia grave.»

El doctor Sean Zheng, que lideró el estudio, explicaba: «Esto demuestra que no hay pruebas suficientes para recomendar el uso rutinario de aspirina en la prevención de ataques cardíacos, accidentes y muertes cardiovasculares en personas sin enfermedad cardiovascular».

Además, hay casos muy claros en los que su uso no está recomendado. El primero de ellos es tener alergia a los salicilatos. Desde cuidateplus.com recogen la advertencia del Centro de Información de Medicamentos del Micof: «tampoco se debe tomar en pacientes que presenten episodios de broncoespasmos (asma, por ejemplo) o en aquellos que tengan úlcera péptica o con alguna alteración de la coagulación…tampoco se debe administrar a embarazadas (efectos en el feto) o durante la lactancia materna…en niños menores de 16 años y que presentan cuadros de fiebre tampoco, ya que es posible que se desarrolle un síndrome conocido como de Reye , que presenta un elevado índice de mortalidad.»

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