Pareja

El apodo que nunca deberías poner a tu pareja, según expertos en psicología

Este podría ser tan solo la punta del iceberg de la obsesión en las relaciones

Andrea Romero

La psicología nos enseña infinidad de cosas que podemos aplicar a nuestro día a día para encararlo de la mejor manera. Nos presta herramientas para vivir en armonía con nosotros mismos y en relación a los demás. En este sentido, esta rama de las ciencias de la salud se vuelve crucial para las relaciones de pareja, poniendo solución a muchos asuntos que las personas evitamos tratar o de las que no nos damos cuenta que estamos actuando de manera incorrecta.

En este caso hablaremos de los apelativos cariñosos que hay en todo tipo de relaciones amorosas. Estos motes son una manera íntima y personal de mostrar cercanía o afecto especial a la persona a la que queremos, y ya es un gran número de psicólogos los que han reflexionado sobre la verdadera importancia de estas palabras.

De hecho, Francesca Tighinean, una experta en materia que crea contenido de este tipo en sus redes sociales, habla sobre ello en su perfil, y más concretamente del término anglosajón ‘the one’. La traducción de este podría ser algo así como el único, el indicado o palabras similares.


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¿Por qué no deberíamos pensar que nuestra pareja es ‘el único’?

La psicóloga explica que este término, en muchas ocasiones es un indicador del estado de obsesión con la pareja. En este sentido destaca la falsa creencia del amor romántico en cuanto a eso de «encontrar la persona adecuada para que todo lo demás empiece a encajar». Es decir, que esto se traduce en el pensamiento de tener a tu lado a la persona que le da sentido a todo.

Se refiere a que muchas personas viven con la certeza de que buscando al indicado, alguien aparecerá para salvarles. «Esto no va a suceder porque la felicidad no comienza cuando comienzas una relación. Así es como se crean relaciones codependientes y tóxicas», recalca la psicóloga. Además, hace hincapié en que este hecho puede llegar a ser muy peligroso porque es tan solo la punta del iceberg de la obsesión con otra persona.

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