Hasta 4 meses: lo que tardan en desaparecer los carcinógenos del humo residual del tabaco en un coche

Los expertos piden que se prohíba fumar, vayan o no niños en ellos

Ana Más

Nada más y nada menos que cincuenta carcinógenos contiene el humo residual del tabaco, que se quedan en el techo, los asientos y el salpicadero y pueden tardar hasta cuatro meses en eliminarse. Por ello, los expertos piden que el plan antitabaco prohíba definitivamente fumar en el coche vayan o no vayan niños en él.

Y es que  la concentración de partículas cancerígenas en un coche en el que hemos fumado, puede ser hasta un millón de veces superior a las que pueda haber en una habitación de 25 metros cuadrados, según explica Esteve Fernández, director del Centro Colaborador de la OMS para el Control del Tabaco en EFE, que argumenta acerca de incluir esta prohibición el ‘Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo 2024-2027’ , que «las leyes con excepciones son «más difíciles de cumplir y hacer cumplir» y lo compara con lo que pasa actualmente en las terrazas.

Sin embargo, Fernández, que también es jefe de la Unidad de Control del Tabaco del Instituto Catalán de Oncología (ICO), defiende absolutamente esta opción de prohibirlo absolutamente. Algo en lo que coinciden con él desde la iniciativa ciudadana XQNS (por qué nosotros sí), como explica su portavoz, Joseba Zabala, que «coincide en que la prohibición de fumar en coches debe ser total no solo porque viajen menores, también por sanidad y seguridad vial», explican desde telecinco.es.


Cómo afectan los carcinógenos del humo residual

«Men smoking in car, unhealthy lifestyle, Canon 1Ds mark III»

Y es que aunque los coches sean de ámbito privado ello no impide que se pueda legislar, defiende este experto, que lo compara con el hecho de que por seguridad sea obligatorio llevar puesto el cinturón de seguridad o no se pueda hablar por el móvil.

De momento en España la prohibición se extiende a fumar en taxis, vehículos de transporte, coches de alquiler y en cualquier tipo de vehículo comercial, como las furgonetas de reparto, o de servicio público, por lo que el médico considera que igual que se ha hecho en otros países, llevar la prohibición de no fumar al vehículo privado también es posible: «Se ha hecho en otros países y no se ha acabado el mundo», dice.

Además el oncólogo va más allá y añade otra propuesta en este sentido, promover los hogares sin humo en las casas de protección oficial y de bajo coste en las que el Gobierno si podría prohibir fumar como hacen algunos particulares al alquilar su vivienda, como ya se hace en algunos países. Y con respecto a la vivienda añade algo más, «la promoción de casas libres de humo de forma voluntaria, especialmente cuando se trata de familias con niños», y se refiere a las consecuencias del humo residual especialmente en estos, principalmente enfermedades infecciosas respiratorias recurrentes de vías altas y bajas, otitis agudas y medias y agravamiento del asma.

Aunque para Fernández la principal medida es subir el precio del tabaco y que comprar una cajetilla no resulte tan fácil, reduciendo los puntos los venta y haciendo que el tabaco no sea tan visible.

 

 

 

 

 

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