Bolsas de nicotina

La nueva cara del vicio: las bolsas de nicotina sintética ganan terreno entre los jóvenes

No deben confundirse con los snus

Marcos Aceña

El mundo adolescente es uno de los más difíciles de entender; sus modas, su lenguaje y su forma de pensar evolucionan a un ritmo muy diferente al de las personas más adultas, pero también lo hacen las sustancias que pueden llegar a consumir. Y es que si en los dos últimos años era muy común ver a menores de edad con un vaper de sabores, ahora, en esta lucha contra el tabaquismo y las sustancias perjudiciales, encontramos las bolsas de nicotina sintética, cada vez más populares entre los jóvenes.

Y cuidado, porque su apariencia engaña, pueden asemejarse a los sobres de sacarina de cualquier bar o a un chicle, pero en realidad son saquitos cuyo interior está plagado de nicotina. Pero no deben confundirse con los snus, que pese a tener una manera de consumo muy parecida, lo que incluían en su interior era tabaco.

Bolsas de nicotina
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Las bolsas de nicotina: un peligro con apariencia nociva

El gran problema para la regulación de este producto es que al no contener tabaco no se incluye en todas las restricciones que se le imponen al tabaco, por lo que puede venderse, comprarse y consumirse sin ningún tipo de control, pese a que haya países que ya estén advirtiendo sobre el problema real que supone. Tanto que España y Francia propusieron un borrador de real decreto para que se prohibieran los saborizantes en los vapers y se redujeran todo lo posible el contenido de nicotina de estas bolsas, pero Europa sigue dando largas a su posible aprobación.

Se comercializan con diferentes cantidades de nicotina en su interior, pero únicamente con una de las más fuertes podríamos ser capaces de recibir la misma nicotina que con 25 cigarrillos tradicionales, por lo que constituyen un grave problema, no solo para los más jóvenes, sino también para las personas adultas que puedan volverse adictas a este producto

La presidenta de Nofumadores.org, Raquel Fernández, ya ha dejado clara su visión al respecto de estos nuevos productos, que llegan a los jóvenes por parte de las tabaqueras, que se empeñan en conseguir que los menores conozcan sus productos con unos objetivos muy diferentes a evitar el consumo: «En Europa, los fabricantes de tabaco y nicotina apuntan agresivamente a los jóvenes, incluidos menores de edad, mediante estrategias de marketing que imitan campañas de salud pública. Promocionan las bolsas de nicotina como herramientas para dejar de fumar, aunque en realidad estos productos constituyen una fuente clave de beneficios para la industria«.

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