Sonsoles Ónega

Esto es lo que pide Sonsoles Ónega por si se muere en directo durante su programa

La presentadora ha desvelado cuál sería su último deseo

Nuria Miguelez

Este jueves, Sonsoles Ónega ha protagonizado nuevamente un momento divertido y surrealista en Y ahora Sonsoles debido a un malentendido con una de sus compañeras. La situación fue tan cómica que el resto de los tertulianos pensaron que estaba bromeando, pero la presentadora hablaba en serio.

¿Y de qué tema se trató esta vez? Pues, del momento de su fallecimiento. Y en caso de que ocurriera durante la emisión en vivo de su programa en Antena 3 Televisión, Ónega ha dejado muy claro lo que el director y todo su equipo deben hacer. La situación tuvo lugar durante la sección de corazón del programa, cuando se analizaba la situación del hijo de María Jiménez. En el debate surgió una serie de comentarios sobre cómo está enfrentando una serie de problemas económicos y está al borde del desahucio.

La petición surrealista de Sonsoles Ónega

En un momento determinado de la conversión, Sonsoles Ónega interrumpía el programa al exclamar: «Uy, que casi vuelco. Madre mía…«. «Ya empezamos… Ha llegado la hora, ya ha llegado la hora y vamos…«, bromeaba Tamara Gorro, en referencia a que a determinada hora del programa cualquier cosa puede pasar en Y ahora Sonsoles. «No me digas que me ha llegado la hora«, le respondía Ónega.


Entonces, Gorro aclaraba: «Que ha llegado la hora, no que te ha llegado la hora». Porque la periodista había interpretado de manera errónea que se refería a su muerte. «A ver si me voy a morir aquí en directo, bueno, sería una muerte muy épica y recordada«, afirmaba Sonsoles tirando de humor negro.

Mientras los demás colaboradores se sorprendían por lo surrealista de la situación, la presentadora compartía su último deseo y se lo comunicaba al nuevo director del programa, Javier Silvestre. «No cortéis, ¿eh? Javi, no cortas, si me da un achucho, no cortes», pedía. «Si me muero en directo, tú sigue y mañana hacéis un datazo y ahí lo lleváis, todo genial«, concluía Ónega.