Qué son los ‘pisos con bicho’ y por qué están de moda en nuestro país

El perfil del vendedor es una persona mayor con una pensión baja

Ana Más

En el sector inmobiliario se les conoce como ‘pisos bicho’ , aunque su nombre formal es nuda propiedad. El sustantivo bicho no se refiere en este caso a ningún animal sino a un inquilino que tras vender su casa, sigue ocupándola sin que se le pueda echar legalmente, que por lo tanto, no podrá ser ocupada por otro propietario hasta que el actual fallezca.

El perfil de este tipo de fórmula es una persona de edad avanzada con ingresos bajos, que hacen que se vea obligado a buscar una solución económica, que en muchos casos pasa por vender su propia casa a precio de mercado, recibiendo así el importe íntegro de la venta pero pudiendo seguir en ella como inquilino, pagando un alquiler al mes. Esto, le proporcionará liquidez al propietario para vivir con solvencia e incluso poder pagar a alguien que le cuide desahogadamente.

Precisamente a esta fórmula se ha acogido el empresario y ventrílocuo José Luis Moreno, que ha vendido su mansión de la que seguirá disfrutando hasta su fallecimiento.


Los ‘pisos con bicho’ cada vez más frecuentes en España

Portrait of a senior woman at home checking a letter in the mail – domestic life concepts

 

Se trata de una opción cada vez más habitual en nuestro país, dónde cada vez hay más personas mayores a las que su jubilación no les llega para vivir y para las que la nuda propiedad es una buena opción.

Y es que comprar una casa con inquilino dentro para algunos es una muy buena opción. Desde El Ideal se refieren a la consultora de gestión de patrimonio inmobiliario, Kategora Real Estate, desde donde explican que este modelo de venta con alquiler garantizado sigue sumando cada vez más clientes que quieren invertir en patrimonio a corto y medio plazo.

Su director comercial, Nacho Espejo, explica que con esta fórmula todos ganan ya que la persona mayor sigue disfrutando de su casa y de una liquidez que antes no tenía y el nuevo propietario tiene una renta hasta que pueda disponer de la propiedad.

Respecto a los gastos de la vivienda, el vendedor se hará cargo de «los gastos correspondientes a los consumos ordinarios de la vivienda, como son el agua, la electricidad o el gas, y los de mantenimiento», además de la cuota de la comunidad y el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI), explican desde El Economista, mientras que el comprador pagará las derramas surgidas en la vivienda y el seguro del continente que compartirá con el usufructuario, que a su vez asegurará el contenido.

 

 

 

 

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