Mujer tosiendo (Getty - Highwaystarz)

¿Qué es la tosferina? Síntomas de la infección bacteriana de la que hay un brote en Guadalajara

La tosferina es similar a un catarro en sus síntomas iniciales, pero puede producir complicaciones graves en los bebés

Ann Montenegro

La tosferina, una enfermedad de la que se han contagiado 124 personas en Guadalajara -mayormente niños- es una complicación frecuente, en algunas ocasiones grave y contagiosa. En plena época invernal es habitual que haya más contagios de catarros, virus y gripes, ya que pasamos más tiempo en espacios cerrados. Esto significa que aumenta la probabilidad de entrar en contacto con estas enfermedades.

Además, por el frío, tendemos a tener la calefacción encendida, lo que provoca que estos ambientes se resequen y que nuestro cuerpo y vías respiratorias tengan menos capas de mucosa. Por ello, pueden producirse brotes como el que ha sucedido en Guadalajara, aunque también la vacunación es clave para evitarlos.

La infección de la tosferina ataca al aparato respiratorio y, en ocasiones, por sus síntomas pasa desapercibida sin complicaciones para adultos. El contagio se produce directamente desde la persona enferma a la sana por el aire (hablando, tosiendo…). Se puede contagiar desde el periodo inicial del catarro hasta cuatro semanas después iniciada la tos, si no se trata al enfermo adecuadamente. Por su parte, los portadores sanos no contagian.


Mientras que para los adultos puede pasar desapercibida, la tosferina supone un riesgo elevado para los bebés menores de seis meses, especialmente en los de tres que no se han vacunado aún.

¿Cuáles son los síntomas de la tosferina?

La tosferina tiene distintos periodos: En su incubación, que dura entre una y dos semanas, la persona portadora es asintomática. Durante el periodo catarral o de inicio, que dura dos semanas, los síntomas son los habituales a un catarro (rinitis, estornudos, fiebre, tos leve, tos seca…). Por último, durante el periodo de estado, que dura de cuatro a seis semanas, la tos se vuelve más ininterrumpida, con momentos de sensación de angustia. Esta tos convulsiva suele terminar en una inspiración larga, acompañada de un silbido agudo.

El causante habitual de la tosferina es una bacteria -llamada Bordetella Pertusis- que se enfoca en el aparato respiratorio. Produce inmunidad pero va disminuyendo con el tiempo, por lo que se puede volver a padecer la enfermedad.

Las complicaciones más graves relacionadas con la tosferina se pueden producir en niños pequeños, llevando a bronquitis y neumonías, o a problemas neurológicos (como alteraciones de la conciencia por la falta de oxígeno). Y es que la capacidad de contagio de la tosferina es elevada, pudiendo producirse a partir de personas enfermas o asintomáticas. Afecta a todos los grupos de edad, pero tiene importante morbimortalidad en menores de tres y cuatro meses.

Mujer vacunándose (Getty - Jacob Wackerhausen)
Mujer vacunándose (Getty – Jacob Wackerhausen)

¿Por qué tiene un riesgo elevado para los bebés?

Durante los primeros seis meses de vida, los bebés tienen un mayor riesgo de presentar complicaciones por la tosferina, incluso si son niños sanos. Esto se debe a que su sistema no ha terminado de desarrollarse, más si todavía no han sido vacunados de ello.

La vacunación de las mujeres embarazadas en España, implantada desde 2016, ayuda a la reducción de la enfermedad grave en los más pequeños. Se ha demostrado que es la medida más efectiva para prevenir los casos en los lactantes, lo que ha hecho disminuir el número de casos en España.

Un dato importante sobre la tosferina en los bebés es que esta complicación puede no provocarles nada de tos. En cambio, hacen que dejen de respirar y que la piel se les ponga azulada, lo que indicará la necesidad de tratar inmediatamente al niño. Según la Asociación de Pediatría En Familia, los bebés y los niños pequeños tienen más probabilidades de ser hospitalizados porque tienen más riesgo de desarrollar complicaciones.

Además, desde la Asociación insisten en que el 70 % de los niños menores de 12 meses necesita ser hospitalizado cuando contrae la enfermedad, y casi todos los menores de 3 meses. Por la gravedad de sus complicaciones, se estima que cada año fallecían en España en torno a 15 bebés por tosferina, una cifra similar a la de otros países de nuestro entorno. En España, gracias a la vacunación del año 2016, esto dio un cambio radical en todas las Comunidades Autónomas.

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