En 2010 se lanzó la segunda parte de la película de Sexo en Nueva York en la que Carrie Bradshaw y Mr. Big viven esa primera fase feliz en la vida de casados, hasta que llega el momento en el que la columnista debe a hacer frente a una dura tarea: deshacerse de su adorado apartamento.
Para ella no es solo despedirse de su enorme vestidor, ni de sus vistas a la manzana neoyorkina, sino que también significa desprenderse de una parte de su vida; de aquella joven versión de sí misma que allí, entre esas cuatro paredes, construyó lo que es ahora como mujer adulta y realizada.
Al final, tras mucho reflexionar, Carrie decide no vender su minúsculo apartamento y le hace a su marido una sorprendente propuesta: conservar su hogar para sus momentos de escritura, autorreflexión, independencia y privacidad. Y esto es precisamente lo que defienden muchas parejas hoy en día.
¿Has oído hablar de las parejas LAT? Son aquellas que, según sus siglas en inglés, viven separadas (LAT, Living Apart Together) por decisión propia. Es decir, que mantienen una relación sentimental normativa como cualquier otra pero eligen vivir en sitios diferentes.
Y no nos referimos únicamente a vivir en edificios, calles, barrios o ciudades distintas, sino también a aquellas que ponen kilómetros de por medio. El motivo de esta confusa decisión es tener una mayor independencia personal, económica o laboral, incluso.
Este es el modelo de relación que mantienen en torno a un 8% de las parejas en España, según una encuesta de Bodas.net. Mientras que en Francia lo siguen en torno al 10% de los compañeros sentimentales y cerca de dos millones en Estados Unidos.
Una tendencia que, por supuesto, tiene sus ventajas, ya que surgen menos discusiones entre los cónyuges y, sobre todo, hay más espacio y calidad para uno mismo, ya que no tienes que adaptar tu horario yo rutina a la de la otra persona.
Así que sí, de esta forma se evita uno de los mayores temores para muchas relaciones hoy en día, que es la convivencia. «Una pareja LAT decide amarse para siempre, pero nunca vivirá bajo el mismo techo, evitando así las incómodas peleas y los roces por asuntos habituales como las tareas domésticas», señala el conocido portal de enlaces matrimoniales.
Un ejemplo de ello es la célebre Frida Kahlo y su compañero, el pintor Diego Rivera. Mientras que para algunos esta decisión es un claro síntoma del miedo al compromiso, para otros supone toda una ventaja para poder mantener su individualidad dentro del matrimonio y de tener tiempo para uno mismo.
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