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¿A qué edad se empieza a envejecer? Hay dos edades clave en la vida

A los 45 y a los 70 se aceleran los cambios desde un punto de vista molecular

Ana Más

Por mucho que digamos que los 40 son los nuevos 30, o que nos empeñemos en revertir el proceso de envejecimiento, está claro que envejecer es inevitable. Pero, ¿cuándo sucede esto? ¿Hay una edad oficial para ello? ¿El envejecimiento se nota más en algunos momentos? Hoy nos detenemos en ver qué dice la ciencia y la medicina a este respecto. Y es que los 45 y los 70 parecen ser decisivos en este sentido.

Hace unos meses nos referíamos a un estudio  publicado en la revista Nature Medicine y realizado por un equipo de investigadores de la universidad de Stanford (Estados Unidos) que tras analizar el plasma de más de 4.300 voluntarios entre los 18 y los 95 años, habían concluido que «a los 34 años nuestro cuerpo empieza a cambiar, dando paso a una etapa de envejecimiento, sin importar el aspecto físico o la calidad de vida de la persona«.

El biólogo molecular y catedrático de Bioquímica y Biología Molecilar en la Universidad de Sevilla y miembro de la Sociedad Española de Medicina Antienvejecimiento y Longevidad (Semal)Antonio Ayala, explica que la ciencia ha identificado algunos cambios celulares y moleculares que acompañan a este proceso: «Hay cambios en el ADN, se acortan los telómeros en los cromosomas, hay cambios en las proteínas y daño a la mitocondria que producen una acumulación de lo que podríamos llamar basura molecular«, explica.

El envejecimiento no es lineal: los 45 y los 70 años de edad son decisivos

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Además, se refiere a varios tipos de edades: la edad cronológica, determinada por el año en el que nacemos. La biológica, que alude al grado de funcionalidad de cada persona, ya que «dentro del mismo grupo de edad hay personas que mantienen mejor sus funciones y envejecen más lentamente de lo que consideremos normal». Y se refiere además a la edad subjetiva, que es la que cada uno sentimos que tenemos, y a la edad percibida, que es la que el resto piensa que tenemos. Y en este sentido hace una apreciación muy interesante: «Se ha visto que quien se siente más joven tiene más cantidad de materia gris en el cerebro y sufre menor deterioro relacionado con la edad. Esto pone de manifiesto que los buenos hábitos retrasan ese deterioro«.

El biólogo molecular explica que una forma objetiva de clasificar a una persona como vieja sería «que tenga 15 años menos que la esperanza de vida de un determinado país«, pero añade que esto no habla de la funcionalidad de esa persona a esa edad: «La edad biológica sería un parámetro más útil para explicarle a alguien que está envejeciendo aceleradamente y cómo frenar este proceso cuidándose».

Momentos decisivos del envejecimiento

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Manuel Collado, investigador del CSIC en el Laboratiorio de Senescencia Celular, Cáncer y Envejecimiento del Centro Singular de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas (Cimus), en la Universidad de Santiago de Compostela explica que el envejecimiento no es lineal y habla de dos edades en las que se observa un ‘salto importante’ en este sentido: los 45 y los 70 años. A estas edades se aceleran los cambios desde un punto de vista molecular, y esto a su vez podría explicar la aparición de signos aparentemente repentinos de envejecimiento, como las arrugas, la flacidez de la piel, el encanecimiento del cabello, los dolores musculares y articulares y una mayor vulnerabilidad a las infecciones víricas.

El investigador añade que hay funciones que se deterioran más rápido que otras, y más en unas personas que en otras. «No envejecemos al mismo ritmo en todos nuestros órganos y tejidos», matiza, y se refiere a algunos estudios en este campo que han detectado ciertas proteínas que podrían funcionar como marcadores de envejecimiento. Habla de un envejecimiento multifactorial en el que hay montones de elementos complejos que intervienen.

Varios científicos de la Universidad de Stanford coinciden con Collado en la idea de que el envejecimiento no es lineal, no envejecemos gradualmente, sino en dos momentos concretos, el primero de ellos a mediados de los cuarenta, tal y como explican en un estudio publicado recientemente, que revela «por qué muchas personas empiezan a ‘sentir’ su edad de forma bastante repentina», según explica el médico de familia John Whyte.