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Abre la puerta: dormir con ella cerrada puede afectar a tu salud mental y respiratoria
La acumulación de dióxido de carbono y otras sustancias contaminantes en espacios mal ventilados pasa factura
Si eres de los que acostumbra a
dormir con la puerta cerrada ya puedes ir cambiando de hábito. Una habitación sin ventilación nocturna -sobre todo en invierno- es nociva para tu salud. El CO2 o Dióxido de carbono que se acumula durante la noche afecta a la calidad del sueño y perjudica seriamente tu salud.
Un estudio del CGATE y UnaBiz constata que durante la noche, los niveles de CO₂ pueden triplicarse si la puerta está cerrada, superando las 1000 ppm e incluso alcanzando 2500 ppm. El límite recomendado es de 900 ppm.
La mala calidad del aire puede provocar insomnio, agravar alergias, desencadenar asma y aumentar el riesgo de enfermedades cognitivas como la demencia. Ventilar adecuadamente, especialmente por la noche, es clave para mejorar la calidad del ambiente y el bienestar general a la hora de pernoctar.
Dormir con la puerta cerrada, un hábito poco recomendable
Por intimidad, por mantener la oscuridad, por evitar ruidos… el cerrar la puerta del dormitorio cuando nos vamos a dormir puede parecer una costumbre inocua pero no es así.
El hermetismo provoca que el aire esté viciado y se convierte en el enemigo invisible del descanso: influye en el rendimiento mental porque la exposición prolongada a contaminantes puede desencadenar procesos de neuro inflamación y deterioro cognitivo. Es el resultado de experimentar más despertares nocturnos y gozar de menos fases de sueño profundo.
Las mejores condiciones para tener un sueño reparador son:
- Establecer un horario de sueño constante: acostarse y levantarse a la misma hora todos los días para regular tu reloj biológico
- Crear un ambiente oscuro y fresco
- Hacer ejercicio regularmente aunque es importante evitar ejercicios intensos cerca de la hora de dormir, ya que pueden dificultar el sueño. Actividades como yoga, la natación, el levantamiento de pesas ligero, caminar y hacer estiramientos son opciones recomendables para el ejercicio antes de irte a la cama.
- Evitar estimulantes como la cafeína y el alcohol antes de acostarte
- Limitar el uso de pantallas, luces brillantes y dispositivos electrónicos, como teléfonos o tabletas,
- Exposición al sol: Si tienes exposición a la luz natural durante el día te ayudará a mantener tu ciclo de sueño-vigilia.
- Comidas: Evita ingestas pesadas y bebidas en exceso antes de acostarte.