En 2017, España vivió un acontecimiento histórico en el mundo de la música; el regreso de uno de los programas más aclamados de la década de los 2000, Operación Triunfo. Fue precisamente ese año cuando conocimos a algunos de los grandes artistas de nuestra música, que entraron con una maleta cargada de sueños, como Lola Índigo, Aitana, Miriam Rodríguez o Ana Guerra. Aunque no es oro todo lo que reluce, y esta última ha sido la que se ha encargado de desvelar los efectos que tiene una experiencia de estas características en la salud mental de las personas que se deciden por entrar a vivir en la academia la experiencia de sus vidas.
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Se ha sentado en el podcast ‘Hoy en Upeka’ para hablar sobre el ego, y ha hecho declaraciones más que necesarias acerca de las exigencias que sufren las mujeres: «A nosotras se nos cataloga súper negativos con esa actitud, y frente al hombre es como ‘Oh, qué guay’, nos llama mucho la atención ese hombre empoderado, ese hombre seguro, y la mujer es como ‘¿Qué vas, de sobrada?’, y hay una diferencia entre saber decir ‘Hola, soy Ana Guerra, soy cantante y se me da fenomenal porque es mi talento y porque he venido aquí a comunicar a este mundo a través de la música’, y ese comentario igual es percibido como ‘Mira la tía esta que se cree que es la mejor cantante del mundo’ No, no lo soy, no lo he dicho, pero nos quitan la confianza de saber decir en qué somos buenas».
ESTO cuanta razón pic.twitter.com/J9jSDZO6NM
— nayara ☽ (@subliminayy) January 15, 2025
Pero uno de los puntos álgidos de la conversación ha sido cuando se ha sincerado acerca de lo que vivió al salir del programa musical del que fue concursante. «Me pasaba que cuando salí de ‘Operación Triunfo’ no podía hacer vida normal porque sentía que hacer vida normal no estaba dentro de los planes de ser cantante, y no era capaz de ir al súper, no era capaz de ir al cine, no era capaz de nada porque además sentía que la mirada del de enfrente me juzgaba«. Pero además ha aprovechado para destacar la importancia de la terapia mental: «He trabajado mucho con mi terapeuta, lo trabajamos constantemente. (…) Con ella hice un trabajo porque hablaba mucho de mí el como pensaba que los demás me estaban juzgando porque ‘Ana Guerra está en el supermercado’. ¿Sabes? Algo tan banal. Recuerdo que una vez, Gloria, mi terapeuta, me hizo un ejercicio que en el momento no lo entendí pero luego ya le busqué una explicación y mi cabeza lo pudo entender. Me dijo ‘Vete al Museo del Prado sola’, y entonces me costó un tiempo llevarlo a cabo y un día fui al Prado, cuando llegué me sudaban las manos, me sentía fatal, sentía que todo el mundo me miraba, que todo el mundo me había reconocido y que todo el mundo estaba juzgando el qué hacía Ana Guerra sola en el Prado, y me empecé a encontrar fatal, hasta que me di cuenta de que el Prado está rodeado de mucho más arte que el que tengo yo y de algo mucho más conocido, y fue una torta cuando realmente consigo ver que nadie me estaba mirando a mí».
Unas declaraciones que han sido muy aplaudidas por todos sus seguidores.
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