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Así es como la alimentación podría afectar a la respiración de tu hijo, según los expertos

Los riesgos de los ultraprocesados

Hay ciertos alimentos que pueden influir notablemente en la salud de tu hijo. Comidas con grandes cantidades de azúcar o grasas podrían afectar el correcto funcionamiento del organismo de los más pequeños e incluso su respiración.

Así es como la alimentación podría afectar a la respiración de tu hijo

En un artículo para La Razón, la médica Sandra Vañes asegura: «Cuidar la alimentación de los niños es también cuidar su respiración presente y futura».

Además, subraya que las dietas infantiles juegan un papel fundamental en el crecimiento y la salud pulmonar, especialmente en niños con defensas todavía en desarrollo o con antecedentes de problemas respiratorios.

La especialista explica que los alimentos ultraprocesados son los principales responsables de riesgos como la inflamación, alteraciones en la microbiota intestinal, un peor funcionamiento pulmonar o un mayor riesgo de obesidad: «Una dieta basada en snacks, dulces y bebidas azucaradas genera un entorno inflamatorio que puede mantenerse en la edad adulta».

Asimismo, señala que durante la adolescencia, el consumo excesivo de este tipo de comidas puede aumentar la probabilidad de desarrollar enfermedades respiratorias crónicas.

En la infancia, ciertos signos deben alertarnos sobre posibles problemas respiratorios, como pausas respiratorias, respiración forzada, sudoración excesiva, posturas inusuales al dormir, respiración por la boca o sueño inquieto. No se trata solo de dormir mal, sino que podrían indicar apnea del sueño infantil, ya que estos síntomas no son habituales en edades tempranas.

Por ello, para Sandra es fundamental planificar una dieta equilibrada que incluya: «Frutas, verduras, legumbres, pescado, cereales integrales y aceite de oliva, que aportan antioxidantes y fibra, ayudan a reducir la inflamación y a mejorar la función respiratoria».

Además, estos productos deben estar disponibles en los centros educativos para que los niños tengan acceso a ellos durante el día.

Por último, defiende que «la alimentación no es un aspecto secundario en la salud infantil: cuidar lo que comen los niños también significa cuidar cómo respiran, duermen y crecen«.