La Dirección General de Tráfico (DGT) ha anunciado una de las medidas más severas en la historia de la seguridad vial en España. Desde la organización plantean rebajar la tasa máxima de alcohol permitida en sangre para todos los conductores. El objetivo es reducirla a 0,2 gramos por litro, un cambio que sitúa a España entre los países con las normativas más estrictas de Europa, acercándose al modelo de otros como Noruega, Rumanía o Hungría.
Hasta ahora, los conductores generales podían circular con una tasa de hasta 0,5 gramos por litro de sangre, mientras que los conductores noveles y profesionales tenían un límite de 0,3 gramos. Con la nueva normativa, todos los conductores deberán respetar el mismo umbral de 0,2 gramos, lo que representa una reducción del 60% para los conductores generales y del 33% para los noveles y profesionales.
Una tasa que no afecta a todos por igual, pues depende del tipo de alcohol ingerido, la edad y el peso de la persona. De hecho, una tasa de 0,2 gramos supone prácticamente una prohibición total en mujeres, las cuales tienen muchas más papeletas de dar esta tasa con tan solo una cerveza. En un hombre de 70 a 90 kilos, sin embargo, podría tomarse un tercio o un vaso de vino sin llegar a dar 0,2 en un control de alcoholemia.
Pere Navarro, director de la DGT, ha subrayado que esta medida es un paso crucial hacia la eliminación total del alcohol al volante. «Es absurdo el debate sobre si se puede beber una cerveza o dos o un vino o dos. Puedes beber lo que quieras, pero si vas a conducir, no«, afirmó Navarro en una reciente entrevista.
La nueva normativa responde a una recomendación de la Comisión Europea y a las peticiones de numerosas asociaciones de víctimas de accidentes de tráfico. Los datos de la DGT indican que el 50% de las víctimas mortales en accidentes de tráfico en España dieron positivo en alcohol u otras sustancias tóxicas.
Además, estudios han demostrado que incluso pequeñas cantidades de alcohol afectan la capacidad de reacción, la coordinación y el juicio del conductor. Con esta medida se espera una reducción significativa en la siniestralidad vial.
Aunque aún no se han definido todos los detalles del régimen sancionador, se espera que las multas y penalizaciones se mantengan o incluso se endurezcan. Actualmente, un conductor con una tasa de 0,5 gramos es multado con 500 euros y la retirada de cuatro puntos del carnet de conducir.
La nueva normativa ha generado diversas reacciones. Mientras que algunos sectores la consideran una medida necesaria para mejorar la seguridad vial, otros la ven como una restricción excesiva. Sin embargo, la DGT se mantiene firme en su objetivo de reducir la siniestralidad y proteger la vida de los conductores y peatones. La implementación de esta normativa marcará un antes y un después en la lucha contra el alcohol al volante en España.
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