El tipo de snack que eliges en el trabajo puede delatar si estás centrada o estresada
Lo que comes durante tu jornada laboral puede revelar tu estado emocional y afectar a tu productividad
De hecho, un 34,2% de los encuestados admite que una dieta adecuada mejora su concentración y productividad. Pero cuando la presión aprieta, muchas personas optan por alimentos ultraprocesados, impulsadas por el ‘me lo merezco después de lo que he hecho’, en lugar de elegir opciones más saciantes y nutritivas.
Este fenómeno no es casual. El estrés desencadena deseo de recompensa rápida, como alimentos grasos o dulces que el cerebro percibe como alivio espontáneo.
Sin embargo, a la larga, este patrón alimentario puede convertirse en un círculo contraproducente que merma la energía y afecta a la salud mental.
Tres formas en las que el estrés se cuela en tu forma de comer
1. Sprints de azúcar y luego bajones
Los snacks altos en azúcares simples elevan el pico glucémico, pero provocan caídas abruptas, lo que te deja con más ganas de recargar baterías con más alimentos poco saludables.
Si por carga laboral sueles dejas de comer hasta que te da mucho hambre, es frecuente llegar con un apetito voraz y elegir lo primero que veas, que suelen ser opciones procesadas y poco nutritivas.
En el estudio, muchos directivos admitieron saltarse comidas por reuniones o falta de pausas.
3. Comer para calmar el hambre
Según el estudio mencionado, 7 de cada 10 trabajadores reconocen que comen para aliviar el estrés. Esa conducta, llamada alimentación emocional, revela un desequilibrio más profundo que va más allá de la simple nutrición.
Lo que puedes hacer para que tus snacks en el trabajo jueguen a tu favor
Cambiar la manera de picar entre horas puede marcar la diferencia entre sentirte agotado o concentrado. Optar por frutos secos, yogur o verduras con hummus ayuda a mantener la energía estable.
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