En las últimas semanas, una práctica conocida como el «método de la pregunta» se ha vuelto muy popular en redes sociales. Se trata de una rutina nocturna que ha demostrado tener beneficios reales para el desarrollo del cerebro de los niños.
Aunque muchos la vinculan a Japón, lo cierto es que su efectividad no depende del origen, sino del significado del proceso: formular preguntas específicas antes de dormir para activar distintas redes neuronales, influir en la regulación emocional y reforzar aprendizajes.
Desde el equipo de Cadena Dial nos hemos puesto en marcha para investigar más sobre esta práctica, y esto es lo que hemos averiguado.
Según Alexis González, especialista en estrategia digital, estas serían las siete preguntas que deberías hacer a tu hijo antes de dormir para «agudizar su pensamiento y enseñarle a notar cosas que los adultos suelen pasar por alto»:
«¿Qué te hizo feliz hoy?»: Para reforzar la gratitud y sus pensamientos positivos.
«Si fueras el héroe de un cuento de hadas, ¿Quién serías y por qué?»: Para estimular su imaginación y autoimagen creativa.
«¿Qué aprendiste hoy que no sabías antes?»: Para promover su mentalidad de crecimiento.
«¿Cómo ayudarías a un amigo si estuviera triste?»: De este modo fomentarás su empatía y conexión emocional.
«Si tuvieras un superpoder, ¿Cuál sería y por qué?»: Así activarás su visión, su pensamiento simbólico y su capacidad de soñar.
«¿Qué puedes hacer mañana para mejorar el mundo?»: Desarrollará su responsabilidad.
«¿Qué es lo más importante que aprendiste en estos 7 días?»: Le ayudará a integrar experiencias y consolidar identidad.
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El sueño no es solo un período de descanso, es un momento activo en el que el cerebro procesa la información adquirida durante el día. Gracias a su neuroplasticidad, que según la Academia de Estimulación Cognitiva Neurona es: «la capacidad del sistema nervioso para modificar su estructura y funcionamiento ante nuevos estímulos, el aprendizaje o tras una lesión», este proceso permite reforzar conexiones neuronales, consolidar aprendizajes y reorganizar áreas cerebrales completas.
Desde un informe práctico del Instituto del Sueño en España: «Mientras estamos tranquilamente durmiendo, nuestro cerebro está muy ocupado procesando la información obtenida a lo largo del día, y la investigación sugiere que el sueño definitivamente ayuda en el proceso de aprendizaje y la memoria, incluso más allá de su papel para mantener la atención».
Así, dormir adecuadamente no solo optimiza la memoria y el aprendizaje, sino que también fortalece el desarrollo cognitivo y emocional de los niños, potenciando su creatividad, empatía y capacidad de resolver problemas.

El «método de la pregunta», combinado con un sueño de calidad, aprovecha la neuroplasticidad cerebral para reforzar habilidades cognitivas y emocionales en los niños. Hacer estas preguntas cada noche ayuda a consolidar aprendizajes y fortalecer la memoria emocional, demostrando que pequeños hábitos cotidianos pueden tener un impacto duradero en el desarrollo integral de los más pequeños.
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