Todos somos únicos, sí, pero, en ocasiones parece que hemos nacido en la misma familia. Lo de confundir el azúcar con la sal es patrimonio de la humanidad. Y no pienses que eres un bicho raro por estar roncando mientras el metro se detuvo en tu parada la semana pasada. Tampoco te convierte en extraterrestre haber ido a votar sin el DNI, ponerte la ropa del revés u olvidarte de la contraseña de tu correo.
Así que, si te vuelven a ocurrir cosas vergonzosas como las que detallamos a continuación, piensa que al otro lado de la acera otra persona estará pronunciando tus mismas palabras: «Tierra, trágame».
Los disgustos que te da el móvil y las redes sociales
Estas son diez de las cosas que todos sufrimos alguna vez (más bien, que todos sufrimos habitualmente):
1. Dar «me gusta» a una foto de hace un siglo…
¡Por estar cotilleando! Lo peor es que ni siquiera te interesa esa persona. Te gustaría tener el poder de retroceder en el tiempo, pero no eres un personaje de cómic, lamentablemente (aunque ese uniforme entallado te quedaría como un guante).
2. Llamar sin querer al mirar la foto de perfil de tu ex
Tus ansias por marujear te están jugando otra mala pasada. Esta vez es más grave, pues se trata de la que fue tu media naranja. ¿Qué va a pensar cuando vea la llamada? Mírate, la gota de sudor del emoticono de WhatsApp corre por tu frente.
3. Comentar en el grupo de WhatsApp que no querías
¡Y para criticar a uno de sus miembros! Enhorabuena, te has cubierto de gloria (y del emoticono marrón más famoso de la aplicación).
4. Sacar el móvil para consultar la hora…
Y hacer de todo menos eso. Esa acción se convierte en un bucle sin que logres resolver tu duda inicial.
Equívocos y tropezones vergonzosos
5. Caerte delante de la persona que te gusta
Ya puedes ir en planos, que como pase tu amor platónico, acabarás estampándote con las baldosas. Por supuesto, acudirán cinco vecinos a socorrerte, para multiplicar tu vergüenza. La próxima vez, mejor contémplalo desde ese banco del parque.
6. Saludar a alguien parecido a tu amigo
Afortunadamente, se te da bien el arte del disimulo. ¿Que el susodicho te ve agitar la mano? Le das la vuelta a la tortilla rascándote el coco. ¡Bien pensado!
7. Criticar a quien está justo detrás de ti
A lo mejor no le caías muy bien a tu profesora de Lengua por esta razón, ¿no lo habías pensado? Desde luego, la discreción no es tu fuerte.
8. Salir de una tienda y que piten las alarmas sin sentido
Alarmas que el dependiente ha dejado sin desprender en tu bolsa. Sí, no eres el responsable de cada ridículo que haces, pero díselo a todos los curiosos que te miran como si te hubieras llevado algo de verdad…
9. Estrenar ropa sin quitar la etiqueta
Para que todo el mundo vea lo barata que te costó esa camiseta en las rebajas. Y, ya de paso, desvelar tu talla de pantalón. Si ves que tal, hazte una autofoto y deja constancia de tu despiste en las redes sociales.
10. Felicitar a aquella chica que no estaba embarazada
Esta metedura de pata puede que sea la peor de todas. Eso sí, la única de estas diez piedras en la que no volverás a tropezar. ¡Fijo!
Lo malo de todo esto es que vivir estas situaciones no te convierten en intocable. Es decir, volverás a pasar esos malos tragos. Momentáneos, eso sí, pues, al rato, estás como si nada… y volviendo a saludar a la persona equivocada.
