Ahora resulta que ¡el punto G no existe!

Nuria Serena

Según una encuesta realizada por la revista Cosmo: El punto G no existe.

Toda la vida buscando el dichoso Punto G y, ahora, la revista Cosmopolitan publica la conclusión de una encuesta realizada a más de 2.000 mujeres y hombres de 18 a 34 años para saber qué opinan del conocido como Punto G y el resultado es de un completo agnosticismo.

El término, que fue acuñado por la doctora Beverley Whipple y su equipo en 1982, se refería a una pequeña protuberancia de poco más de un centímetro situada en la pared superior de la vagina a la que se le atribuía la capacidad de provocar explosivos orgasmos acompañados de eyaculación.


Los estudios científicos más recientes, como el de Emmanuele A. Jannini, profesor de la Universidad de Roma Tor Vergata concluye que el Punto G no existe y que se trata más bien de un área (CUV- formada por el clítoris, la uretra y la vagina) que puede provocar que ciertas mujeres sientan placer.

 

A pesar de ello, los millennials siguen creyendo en su existencia. Así, el 82% de los chicos y el 84% de las chicas a los que se preguntó en la encuesta realizada por Cosmo, creen que el Punto G existe. Esa unanimidad se rompe cuando se les pregunta sobre si es la mejor manera de obtener placer sexual, el 60% de los chicos así lo cree frente al 40% de las chicas.

 

Y ¿dónde se ubica?

 

Ninguno, ni chicos ni chicas, lo tiene claro pero el 22% de ellos declara que encontrarlo es el objetivo nº1 cuando se practica sexo.

Pero la realidad es que el famoso punto ha generado más frustración que alegrías. Según el estudio de Cosmo, el 44% de las chicas ha experimentado sentimientos de confusión y ansiedad al buscarlo y no encontrarlo y el 31% considera que su compañero se ha sentido mal por no dar con él, lo que ha provocado una pelea entre la pareja.

 

Actualmente la comunidad científica parece estar abandonando las teorías del Punto G y, tal como indica Debby Herbenick, profesora de Salud Pública de la Universidad de Indiana e investigadora del Instituto Kinsey, está enfocándose en la intimidad y la conexión entre los miembros de la pareja como los mejores indicadores de su satisfacción sexual.

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