Como propietario del local, el humorista debe atender a los clientes por teléfono mientras anima la sala anunciando la llegada de sus modelos. La pobre Inés ya no sabía dónde esconderse.
Pedidos en color negro, aros de cebolla caramelizados… Y la pobre atrevida que ya no sabía cómo acabar con esa llamada, sobre todo después de estar a escasos metros del jefe.
Si quieres escuchar más bromitas fresquitas de Isidro Montalvo, quizá te interesen otras publicaciones de las que hemos hablado en www.cadenadial.com:
El Padre Montalvo revela a una oyente un secreto desconocido del papa Francisco
Isidro Montalvo estrena la promoción de su hotel con una pobre recepcionista de colegio
Paolo se gana a la prima de su novio español gracias a sus gustos estéticos