Siempre que publica una imagen o un vídeo de esa zona, la «influencer» se ve obligada a leer comentarios desagradables como «Qué asco». Por suerte, no le afectan lo más mínimo porque ella, tal y como ha explicado en multitud de ocasiones, se siente cómoda consigo misma.
«Al ser rubios a mi no me molestan«, se justificaba Laura tras la oleada de críticas por un sector muy reducido de sus seguidores. Esta nula importancia la ha sentido desde siempre, ya que nunca se había depilado esa zona hasta la fecha ni tiene intención de hacerlo en un futuro.
Frente a las críticas y los problemas, la catalana prefiere dejarlos en el segundo plano para disfrutar junto a su marido Risto Mejide de unas merecidas vacaciones en Menorca. Allí dejan claro que su pasión sigue intacta y hasta repiten instantánea, calcando las fotografías de hace dos y tres veranos.
«La cura para todo siempre es el agua salada: el sudor, las lágrimas o el mar», dejaba claro en otra de sus recientes publicaciones, que acumula ya más de 140.000 «me gusta».