La primera en confesarse fue Ana, que ha dejado de pensar en ropa interior bonita por lo que pudiera ser para pensar en ella solo por si tiene un accidente. En el caso de Laura, fue una reflexión de amigas, después de dejar de hablar de fiestas para compartir ofertas del supermercado.
Hay que ser cruel también para hacer lo que le hicieron a la pobre Bea. Ella bien vestida en un botellón para que un chaval más joven la cogiese y le dijese: «Señora, quítese del medio que se le va a caer el vaso«.
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