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Pablo Motos habla del amor y ‘se pasa de la raya’

'Del amor se ha dicho de todo, que es el motor que mueve el mundo, que es la base de la existencia...' decía el presentador

Ana Pérez

Como cada noche, Pablo Motos recibe invitados en su programa El Hormiguero. Lo que es menos habitual es su sección en la que da rienda suelta a los pensamientos y a la reflexiones. En la noche de ayer, llevó a cabo esta parte en la que es el protagonista.

Realizó un monólogo sobre el amor, en el que avisó que ‘de vez en cuando hay que darle vueltas a la cabeza a algo: pensar por pensar. Y me gustaría pasarme de la raya hablando del amor….’ El presentador se aventuró a abordar un tema del que puede generar ciertas polémicas, como ya le ha ocurrido en otras ocasiones.

Ha analizado varias definiciones, pero dando su punto de vista. Le gustó una definición que dio un amigo suyo, que dice que ‘hay que amar a las personas como se ama a un gato: con su carácter, su independencia, sin intentar domarlo, sin intentar cambiarlo, dejando que se acerque cuando quiera y siendo feliz con su felicidad’.


Algunas reflexiones de Pablo Motos sobre el amor

El introductor de El Hormiguero comenzó diciendo que ‘hay una señal para saber cuándo te estás enamorando, cuando los silencios mirando a otra persona no son incómodos sino todo lo contrario’. 

Continuó su discurso hablando de las mujeres. ‘La mujer más bella del mundo es aquella de la que estás locamente enamorado mientras estás locamente enamorado. Y a lo mejor la culpa es nuestra por empeñarnos siempre en que las cosas sean como no son’.

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Pablo sostuvo que amor es el motor que mueve el mundo, incluso dijo que es la base de la existencia. También afirmaba que ‘no somos perfectos, ideales ni divinos; somos como somos, egoístas, contradictorios, incoherentes, dominantes, pesados, aburridos… es decir, humanos’.

La frase que eligió para concluir su monólogo invita a reflexionar: ‘así somos y así deberíamos vernos y querernos, sin esa tremenda exageración entre la chica que te gusta y todos los demás, porque en el fondo la mayoría de nosotros somos aproximadamente iguales’.