En España, el proceso de la menopausia llega de manera natural a un 47% de las mujeres, generalmente entre los 47 y los 53 años. Este periodo, marcado por el cese del ciclo menstrual, es el tercer momento que más alteraciones hormonales provoca en el cuerpo femenino. Dicho proceso puede abrir la puerta a posibles desequilibrios hormonales que afectan la salud general de la mujer.
Las hormonas desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento del bienestar del cuerpo. Comprender cuáles son más relevantes para las mujeres y conocer sus valores óptimos nos permite adoptar hábitos que favorezcan el equilibrio hormonal a lo largo de las diferentes etapas de la vida.
Es crucial estar atentas a las señales que el cuerpo nos manda, para detectar desde temprano cualquier desequilibrio, comprenderlo en su totalidad y buscar herramientas para que afecte al bienestar lo menos posible. Estas señales pueden manifestarse a través de cambios en el estado de ánimo, fluctuaciones de peso, la aparición de acné o la pérdida de cabello, entre otras.
Las hormonas son sustancias producidas por el organismo que desempeñan un papel clave en la regulación de diversas funciones celulares y orgánicas. Estas sustancias, en su mayoría, son proteínas. Existen numerosos tipos de hormonas, que controlan desde el crecimiento hasta el metabolismo o la regulación de los niveles de insulina. Sin embargo, en el contexto de la salud de la mujer, es esencial destacar a los estrógenos y progestágenos.
Las mujeres, en particular, dependen en gran medida de estas últimas para regular su salud. Los estrógenos desempeñan un papel crucial en el ciclo menstrual, la formación de características sexuales secundarias, como el desarrollo de las mamas, la distribución de grasa corporal, el desarrollo de los genitales y el crecimiento de los huesos. Además, tienen funciones antioxidantes y neuroprotectoras.
Por otro lado, los progestágenos se encargan principalmente de regular la gestación. La progesterona, una hormona clave, prepara el útero para la posible implantación del óvulo después de la fecundación. Cuando se produce la ovulación, se forma el cuerpo lúteo y comienza a producirse progesterona, que, si se produce un embarazo, contribuirá a su desarrollo seguro. En caso de no producirse un embarazo, su producción disminuye, lo que permite que el ciclo menstrual continúe hasta su finalización.
Los cambios en los niveles de hormonas en las mujeres pueden tener efectos visibles a corto plazo en el cuerpo, lo que explica en ocasiones la aparición de acné, hinchazón, piel apagada o falta de energía, entre otras. Mantener un equilibrio hormonal adecuado es esencial para preservar la salud y el bienestar a lo largo de todas las etapas de la vida de una mujer, ya que a lo largo de muchos años el cuerpo sufre subidas y bajadas considerables que afectan mucho al estado físico y mental.
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