Perdonar, un simple acto que mejora tu salud física y tu bienestar mental

El paso del tiempo, implicarnos en nuevos proyectos y relaciones y el apoyo familiar y social son muy importantes

Ana Más

Todos en algún momento de nuestras vidas nos hemos sentido ofendidos, disgustados o agraviados por otras personas. Sin embargo, lo normal es que contemos con recursos y apoyos para que ese malestar que experimentamos no se apodere de nosotros y condicione nuestra vida y nuestro equilibrio emocional. Hoy hablamos de la importancia de perdonar.

Esto no siempre es fácil, sobre todo si se trata de hechos especialmente graves, frecuentes o nosotros somos especialmente vulnerables. Y es posible que entonces experimentemos desconfianza hacia los demás o que nos sintamos especialmente desvalidos e incluso nuestra capacidad para disfrutar del día a día, trabajar y socializar disminuya significativamente.

Esto puede hacernos desear desquitarnos con la persona que nos ha ocasionado semejante sufrimiento, algo por otra parte completamente normal, ya que tal y como explica el catedrático emérito de Psicología Clínica en la Universidad del País Vasco, Enrique Echeburúa en El País, «el ansia de revancha en respuesta a una mala acción está arraigada en lo más profundo del ser humano. El resentimiento consiste en sentirse dolido y no olvidar, en respirar siempre por la misma herida. Es un estado afectivo que carcome por dentro y que una y otra vez tiende a imaginar la forma de dañar al otro.»


Todos los beneficios de perdonar

Perdonar
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En la mayor parte de los casos tenemos capacidad suficiente para superar este sufrimiento emocional que nos ocasiona el agravio por parte de otros. Algo a lo que ayuda mucho el paso del tiempo, implicarnos en nuevos proyectos y relaciones y el apoyo familiar y social. Y una cosa más muy importante en este proceso, el perdón.

Echeburúa apunta que «perdonar supone dejar de tomar en consideración la afrenta recibida sin guardar rencor al ofensor. A un nivel de supervivencia, la tendencia a perdonar es una cualidad genética favorecida por la fuerza evolutiva de la selección natural porque permite a los miembros de la especie humana hacer las paces con el ayer, recuperarse y perpetuarse.»

Además, al perdonar nos estamos quitando una carga de encima, nos reconciliamos con nosotros mismos y recuperamos nuestra paz interior, librándonos así del dolor. Y todo ello supone una mejora de nuestra salud física y mental.

El ofensor también puede solicitar el perdón a la persona agraviada y esto puede servirle para «difuminar el dolor pasado, reducir el dolor presente y para prevenir el dolor futuro.»

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