Durante años, se ha repetido la frase “el matrimonio engorda” como una broma o cliché popular. Sin embargo, la ciencia confirma que esta afirmación tiene una base real, especialmente en lo que respecta a los hombres.
Un estudio presentado en el Congreso Europeo de Obesidad celebrado en Málaga en mayo de 2025, elaborado por el Instituto Nacional de Cardiología de Varsovia, aporta datos concluyentes: el estado civil influye directamente en el riesgo de sobrepeso y obesidad.
La investigación, liderada por la doctora Alicja Cicha-Mikolajczyk, analizó a cientos de parejas polacas y encontró que los hombres casados tienen 3,2 veces más probabilidades de ser obesos que los solteros.
Aunque el riesgo de ganar peso aumenta para ambos sexos durante el matrimonio, los hombres son quienes presentan los niveles más elevados. Según el informe, el riesgo de sobrepeso en varones casados sube un 62 % frente a sus pares solteros, mientras que en mujeres el aumento es del 39 %.
Una de las posibles explicaciones es de carácter cultural. Según los investigadores, las mujeres están más estigmatizadas socialmente por el sobrepeso y la obesidad, lo que hace que se esfuercen más por controlar su peso, incluso tomando medidas extremas como aumentar la actividad física o, en algunos casos, volver a fumar. En cambio, los hombres tienden a aceptar con mayor naturalidad el aumento de peso tras el matrimonio, sobre todo si han alcanzado una cierta estabilidad emocional o de pareja.
El estudio también destaca el impacto del envejecimiento: cada año de vida eleva el riesgo de sobrepeso en un 3 % en hombres y un 4 % en mujeres, y el de obesidad en un 4 % y 6 % respectivamente. Además, la alfabetización en salud y la salud mental aparecen como factores clave, especialmente en las mujeres. Niveles bajos de conocimiento sobre salud y síntomas de depresión ligera se asociaron con una mayor prevalencia de obesidad femenina.
Por otro lado, la psicóloga Lara Ferreiro ha ofrecido una perspectiva complementaria en el programa En Boca de Todos de Cuatro. Según ella, existen factores psicológicos y de estilo de vida que también influyen. Ferreiro señala que las discusiones de pareja, el estrés y la ansiedad llevan a muchos hombres a buscar consuelo en la comida o a evadir el hogar con excusas sociales o laborales que, en muchos casos, implican comidas copiosas.
A eso se suma una disminución de la actividad sexual, que también puede influir en el gasto calórico: cada sesión de sexo puede quemar unas 200 kilocalorías, y los hombres casados tienden a tener menos relaciones que los solteros.
Ferreiro añade que la pérdida de interés por el aspecto físico tras alcanzar la estabilidad sentimental también juega un papel clave. «Los hombres infieles tienden a mantener hábitos más activos porque buscan seguir atrayendo«, apunta, lo que podría explicar por qué no todos los hombres casados ganan peso por igual.
El matrimonio, combinado con factores psicológicos, sociales y biológicos, sí puede influir en el peso corporal. Este conocimiento que nos aporta la ciencia es útil no solo para entender tendencias, sino también para desarrollar estrategias de prevención centradas en la promoción de hábitos saludables.
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