Kiko Hernández

Kiko Hernández, entre lágrimas y con su marido encadenado a su local, denuncia amenazas de muerte: «Me decían que iban a matarme»

El colaborador no podía ocultar su preocupación en el programa 'No somos nadie'

Adriana Diez

Este miércoles, Kiko Hernández protagonizaba un delicado episodio durante su intervención en el programa No somos nadie. El colaborador explicaba la complicada situación en la que se encuentra junto a su marido, Fran Antón, quien tomó la decisión de encadenarse a la puerta del establecimiento del que ambos son propietarios, después de que fuera clausurado por la Policía Local de Melilla.

Kiko Hernández denuncia amenazas de muerte en ‘No somos nadie’

«Me decían que iban a matarme, que mandarían a un moro de la frontera a rajarme, que lo harían y volvería a salir de España, que no lo encontrarían nunca. Temo por mí y por mi familia«, comenzaba relatando Hernández durante la conexión telefónica con el programa de Ten.

Además, quiso denunciar el ambiente que, según él, se respira en la ciudad autónoma: «Aquí hay homofobia, aquí hay racismo. Tengo un amigo que estaba en el ayuntamiento y cuando se fue le dijeron que qué bien que se iba, porque había que desinfectar todo porque olía a moro. Esto no es casualidad, es mafia controlando todos los estamentos de Melilla».

El marido del presentador decidió encadenarse a su propio local de forma voluntaria y comenzar una huelga de hambre al conocer que la policía lo había clausurado «sin ninguna justificación» y pese a contar, según asegura la pareja, con todos los papeles y permisos en regla.

Por su parte, Kiko Matamoros, desde el plató, les lanzaba una recomendación tras conocer los detalles de la situación: «Marchaos, porque estamos hablando de corrupción, impunidad y crimen organizado. Denunciadlo todo e iros de ahí, aunque el sistema sea corrupto. Da igual el dineral que ahora perdéis, veniros a Madrid ya».

También Carlota Corredera, visiblemente afectada, expresaba su preocupación al ver por lo que estaba pasando el matrimonio y pensando en sus hijas: «Iros de allí, por favor. Te quiero mucho».